samedi 16 octobre 2021 par Mario Herrero
David de Arahal : "Mar verde" — un disco Rocket Music, 2021.
Foto : cienxcien flamenco
Diseño : Marco Antonio Álvarez Iglesias
Disco grabado y mezclado por Domi Serralbo
Masterizado por Alex Psaroudaki
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“Siempre busca la música”, dice de él Rycardo Moreno, y uno puede constatar la gran verdad que es eso al escuchar este disco. Y no sólo la busca, también la encuentra, que es lo difícil. David de Arahal es un joven guitarrista nacido en Arahal (un “joven sabio”, matiza Poveda) que ha bebido de las fuentes de los grandes maestros de la guitarra y que está curtido también en el acompañamiento ; ha actuado y actúa con artistas como Antonio Canales, Sandra Carrasco, Manuel de la Tomasa, Israel Fernández, David el Galli, Rafael de Utrera y muchos, muchos otros.
"Mar verde" es su ópera prima, una declaración de intenciones y de estilo. Un agradecimiento a los orígenes y a los maestros que han conformado lo que él es. “Entiendo por "Mar verde" un inmenso olivar como esos que veo cada día desde mi ventana al despertarme, es el color y el paisaje de mi pueblo, Arahal”.
Hay unos cuantos guiños al paisaje natural en su "Mar Verde". “Romero”, el primer tema, es una malagueña que marca desde el principio lo que es su toque ; un flamenco elegante, lleno de melodía y de gusto. Cuando entra el abandolao demuestra que su guitarra canta, su pulgar canta y sus agudos lo envuelven, y una sutil percusión (Paquito González) lo arropa, y es fácil imaginarse en la campiña soleada cantando suaves oles y recibiendo la brisa fresca.
“Esquimo” es una introducción ideal para los directos con un juego tímbrico y sonoro muy interesante, y que prepara la atmósfera perfecta para “Gente de bronce”, la soleá por bulería con el cante flamenco y rotundo de David el Galli. “De gente de bronce sinelaban mis raíces, gente trabajadora que con poco son felices”. Las letras del disco son también de David y el mensaje principal es claro : “Me acuerdo de mis mayores cuando fuerzas no me quedan de seguir tirando pa´alante”. Para los más entendidos, está soleá por bulería les satisfará con múltiples modulaciones. Y para el resto, incluido yo, nos deleitará con preciosas melodías que sin embargo van alternando bien con las sonoridades más tradicionales del palo. Aparecen por primera vez los violines, que serán también una constante en este trabajo ; no son los típicos violines flamencos en los agudos, sino que engarzan perfectamente la guitarra y el discurso musical, se alían. Los arreglos son de Álvaro Gandul y Domi Serralbo.
Otra seña de identidad son sus trémolos, nos muestra “Mirando a la luna”, un trémolo en directo. El sonido que saca a los trémolos es maravilloso, en los agudos especialmente, y lo mostrará en varias piezas de su disco. Con Sandra Carrasco se arranca por fandangos en “Sueño”, llevándola en volandas bien arpegiada. Falsetas de picado, hermosos diálogos a dos guitarras y una copla en falseta con su sonido más limpio y esencial van preparando el terreno. Después vuelve a entrar Sandra demostrando que puede acariciar pero también puede herir, su voz transparente te apuñala con la letra del fandango de Huelva, para después volver a abrazarte con la melodía, “sueño con tu sonrisa y con tu pelo…”.
Uno de los temas más sorprendentes de este disco, para mí, “Campanas de la Victoria”, la siguiriya. Qué gusto encontrarse con una siguiriya diferente, pero que sea una siguiriya, que tenga pulso de siguiriya, no de bulería ni de tres por cuatro. Uno puede ir metiéndose en el compás e ir caminando, y disfrutando a la vez de la melodía o de las oscuras resonancias. Spoiler : el trémolo te hace llorar. Tú estás cantándolo tan ricamente al principio, balanceándote en su melodía, y luego te lleva a los agudos y zas, mejor que no estés sensible ese día.
Foto : cienxcienflamenco
Con “Ven acá y llora conmigo” el de Arahal también demuestra que es un avezado acompañaor al cante, nada más y nada menos que con el señor Miguel Poveda, que arranca cantando la petenera del folclore mexicano, y después ya se mete en materia. Una primera petenera más a su modo, y una segunda ciñéndose más a los cánones. Y David demostrando por qué se lo están rifando ya todos los cantaores ; dando el tono justo, elevando al cantaor. Y Poveda como siempre ; con gusto, con clase, saboreando.
En las colaboraciones le sigue Antonio Canales : “Una farruca para tus tacones”, ya se pueden imaginar. El diálogo farruca-taconeo deja un resultado muy, muy logrado, en una farruca que, a pesar de alguna que otra llamada blusera, suena bastante a la tradición, a farruca, a puerto, a mar, a los marineros resguardados cuando cae la noche contando historias tristes mecidos por el oleaje. Y el taconeo y los pitos ligeros, etéreos, como si Canales realmente taconeara en el casquito de un velero.
“De Montoya hasta Pastora, de Chacón a Morente, de Camarón al de Lucía, de Sanlúcar hasta Vicente”, canta Israel Fernández en la bulería “Un grano de arena”. “Cada cual un grano de arena, cada cual una importancia, porque sumándolos todos da lugar a una montaña”. Una bulería llena de timbres y de acordes que te mueven y de juegos a dos guitarras, y con el cantaor de Toledo, como siempre, abriéndote el pecho y metiéndose dentro con su voz.
Y si creíamos que nos habíamos repuesto del trémolo de la siguiriya, llega el trémolo de la rondeña “La Fontana”, que nos remata del todo. Arriba, arribita, en lo más agudo, ahí es donde lo escuchas y “ups, se me ha metido algo en el ojo”. Después, para volver a respirar en una atmósfera ligera, pero sin salir de la belleza, el arreglo con flautas, violines y pizzicatos, tan apropiados para el palo.
“Mar verde”, por último, la soleá, es un perfecto resumen de lo que es el disco y de lo que es este guitarrista : un flamenco que es flamenco, pero que nunca deja de ser música. Es la presentación de un guitarrista y de una forma de ver la música del flamenco, la consecución de una personalidad clara y bien conformada, el anuncio de un futuro en la sonanta. Su sonido es una búsqueda constante de música, de timbres, de acordes. Una búsqueda nada pretenciosa, que sólo va a por la belleza. Se nota cuando un guitarrista va a por lo que le gustaría escuchar, a por lo que le gusta que suene y le hace ilusión compartir con el resto, y nada más. Y nada menos. El violín clásico y a la vez mediterráneo de Faiçal Kourrich pone el broche final, de nuevo dialogando con la guitarra, buscando entre los dos, una vez más, con todas sus ganas, la belleza del flamenco.
Y por supuesto encontrándola.
Mario Herrero
Galería sonora
"La fontana" (rondeña) — composición y guittara : David de Arahal
"Campanas de la Victoria" (siguiriya) — composición y guitarra : David de Arahal
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