XVII Bienal de Flamenco de Sevilla

Del 3 al 30 de septiembre del 2012

vendredi 21 septembre 2012 par Maguy Naïmi

19 de septiembre : Segundo Falcón y Paco Jarana

21 de septiembre : Fernando Romero - "Sortilegio de sangre"

22 de septiembre : Anabel Veloso - "Sinfonía fantasmal"

19 de septiembre, 20h30

Teatro Lope de Vega

"Entre el labio y el beso"

Creación y dirección : Paco Jarana y Segundo Falcón

Dirección musical : Paco Jarana

Adaptación letras : Segundo Falcón

Coreografías : Eva Yerbabuena

Arreglos y orquestación : Jesús Cayuela

Orquesta Bética de Sevilla / Director : Michael Thomas

Cante : Segundo Falcón

Guitarra : Paco Jarana

Percusión : Antonio Coronel

Coros y palmas : Los Mellis

Baile : Úrsula López y Moisés Navarro

La Bienal de Sevilla 2012 presentaba el miércoles 19 de septiembre a las 20h 30 una creación de Paco Jarana y Segundo Falcón, con la colaboración coreográfica de Eva la Yerbabuena. Su título : « Entre el labio y el beso » alusión probable a las hermosas canciones de amor escritas por Agustín Lara.

Antes de que se abriera el telón sonaban ya los acentos latinoamericanos de un Tango, y luego, en el escenario la Orquesta Bética de Sevilla bajo el mando de Michael Thomas interpretaba temas tan conocidos como « Piensa en mí » de ese compositor e intérprete mexicano de fama internacional, al que se le dio por muerto en 1928, 1932 y 1970. Fueron esas fechas las que sirvieron de punto de apoyo al guión de « Entre labios y besos ». Sus autores , el cantaor Segundo Falcón, nacido en Viso del Alcor, y Paco Jarana, guitarrista nacido en Dos Hermanas, quisieron « establecer una armonía entre dos formas de expresión musical, como son la música clásica y el flamenco, de tal manera que cada una mantenga su identidad propia al tiempo que exista una unión entre ambas »

Podemos afirmar que dicho proyecto se logró en parte, puesto que se llegó por momentos a una fusión total entre artistas flamencos y orquesta, como en la última parte de la Milonga o con las Alegrías que fueron un constante « mano a mano » entre la voz de Segundo Falcón, la percusión de Antonio Coronel, los coros y la palmas de los « Mellis » y la orquesta.

Lo que no me pareció tan logrado, fueron las interpretaciones de « Solamente una vez » con acompañamiento de piano, o las Bulerías « Noche de Ronda ». Será que a mí no me gusta la música latinoamericana, y en particular el Bolero, interpretada con voz flamenca ( con la excepción de Mayte Martín que los interpretó con talento, acompañada por Tete Montoliú ), no veo el interés de hacer lo que los cantantes de Bolero hacen con mucho talento.

Me gustó sobremanera el toque de Paco Jarana, sobre todo en la Jabera, los Fandangos de Frasquito Hierbabuena, y las Malagueñas. Toca con soltura y elegancia. Sabe hacer destacar las voces intermedias en sus secuencias armónicas en las falsetas, dando así un color particular a su toque, y volver al toque tradicional en las llamadas.

Me gustó también el cante de Segundo Falcón, tiene una voz elegante y domina bien el repertorio, su Soleá apolá me recordó a Enrique Morente, del que es, por lo visto, aficionado. ¡Qué pena que no se haya inspirado en él para llevar a bien este proyecto ! Enrique Morente cuando se lanzaba en un proyecto iba hasta el final, ahondaba en él, lo llevaba hasta extremos con el riesgo de errar, de fallar y de que no le salieran tan bien las cosas. Aquí tenemos la impresión de que estos artistas talentosos se han quedado en el camino, no intentaron con Jesús Cayuela, autor de los arreglos y la orquestación, ir hasta el final de un proyecto interesante.

Las dos coreografías de la Yerbabuena mostraron dos caras del baile, la femenina con el baile de Úrsula López, muy expresivo, a la manera de las bailarinas de contemporáneo, figura dramática y torturada vestida de negro, y la masculina con el baile lleno de energía de Moisés Navarro que se acompañaba con palillos como se estilaba antes. La última coreografía, realizada a dúo con el mantón resultó muy expresiva y hermosa.

La elegancia de la interpretación y los arreglos de « Entre el labio y el beso » así como la buena sonorización ( nuestro agradecimiento a los técnicos de sonido ) del Teatro Lope de Vega permitieron al público disfrutar de un espectáculo de calidad. Aplausos nutridos y « standing ovation » en el teatro.

Maguy Naïmi

Fotos : Antonio Acedo / Bienal de Flamenco


21 de septiembre, 20h 30

Teatro Lope de Vega

« Sortilegio de sangre »

Coreografia : Fernando Romero

Baile : Elena Algado / Ana María Bueno / Fernando Romero / Miguel Ángel Corbacho / Jesús Carmona / Primitivo Daza

Cante : Miguel Ortega

Música original : Pepe Nieto

Dirección de escena : José Antonio

Guión : Pepe Nieto / Fernando Romero

Diseño de vestuario : José Antonio

Diseño de iluminación : Florencio Ortiz

Disenio de escenografía : Gonzalo Narbona

Un decorado de colores fríos, verde turbio, de trapos retorcidos y arrugados que cuelgan del techo, simulando las ramas enmarañadas, enredadas en telarañas de los árboles y un árbol retorcido a la derecha, que parecía salido de la película del « Señor de los anillos » pero las cintas de telas que caían verticales del techo, como bejucos, me remitieron a otro universo el de los paisajes de jungla, insólitos, del pintor cubano Wilfredo Lam. Pocos elementos , pero lo suficientemente sugerentes para que nos sintamos trasportados a un bosque encantado, y en él, moviéndose cual serpiente, arrastrándose por el suelo, ondulando, casi fundida en el paisaje, una bruja, concebida como un personaje «  moldeable que se modifica y reinventa » según Fernando Romero.

El compositor Pepe Nieto ha elegido unos colores sonoros fríos en armonía con el decorado y el vestuario. Suele crear música para el cine, y se vale de una olas de sonidos electroacústicos, arítmicos, que juegan con los contrastes entre las agudas y las graves, siempre en los registros extremos. Las percusiones irrumpen de vez en cuando para anunciar las secuencias rítmicas ejecutadas por los bailaores. Esos motivos rítmicos (a menudo leitmotivs) sirven también para acompañar los « loops » de los teclados tratados a la manera de las músicas minimalistas repetitivas anglosajonas : cánones, arranques desfasados … atonales. El cante acompaña los diferentes cuadros, anuncia o comenta la acción, como en las tragedias griegas. Se trata de unas composiciones originales integradas en la partitura que evocan el cante flamenco sólo en la técnica vocal. Las partes cantadas suelen ser recitativos o ariosos. Técnicamente hablando presentan una gran dificultad , por los saltos de intervalos, inusuales en el cante flamenco.

La bailarina, Elena Algado encarna esta bruja con sabiduría. Ella sabe sacarle partido al espacio, moverse en él como una liana, el cuerpo agachado, inclinado, como buscando la tierra para fundirse en ella. La aparición de los dos hombres, Ucebas (Fernando Romero) y Caikombé (Miguel Ángel Corbacho), ambos amigos, guerreros y vasallos del rey Situbolai, introduce otro universo visual, menos sinuoso, más duro. Su baile es magistral. Saben mezclar con talento el taconeo puramente flamenco y la danza clásica contemporánea. Parece que lo han integrado todo, para crear un baile « total » en el que la elastididad de los cuerpos no impide el « aguante » esta firmeza en las actitudes tan imprescindible en todo baile. Saben aunar lo aéreo, el de los cuerpos que giran en el aire, y la energía, la fuerza rectilínea del baile flamenco. El primer acto cobra toda su intensidad con la aparición del Rey encarnado por Primitivo Daza , soberbio, y el cante de Miguel Ortega, que añade fuerza y flamencura a ese trío masculino de baila(rines) (ores).

¿Qué se nos cuenta en « Sortilegio de sangre » ? Nada más que una síntesis de la tragedia de Shakespeare « Macbeth » ambientada en el valle del Guadalquivir del siglo IV a.C. Y de hecho, se trata de una verdadera tragedia condensada, en tres actos. El encuentro con la bruja y la predicción en el primero, el crimen y la traición en el segundo, y el castigo de los asesinos : suicidio de Albura, muerte de Urcebas de la mano del hijo de Caikombé en el acto final.

Más allá de una superposición de escenas bailadas, se trata de una verdadera obra de teatro, con hilo conductor (una historia de ambición, de crimen y de venganza) pero sobre todo con una intención : la de analizar y comprender la actitud de « Lady Macbeth /Albura ». A Fernando Romero le atrajo más el papel femenino que la obra de Shakespeare, le fascinó « la estrategia de supervivencia de esta mujer  ».

Albura es Ana María Bueno, una de las herederas de la famosa escuela sevillana de baile que tanto nos encanta por su gracia y elegancia. Viste con manto blanco, sobrio, adaptando toda su sabiduría de bailaora al personaje. Es un baile depurado, silencioso, hecho de seducción, en el cual la figura y los brazos son protagonistas. Ella baila con bata de cola invisible haciendo girar con elegancia las muñecas y las manos.

En el segundo acto, los movimientos en « ralentí », la luz roja, así como la alusión a la última cena de Cristo, con todos los personajes sentados frente al público, anuncian la traición y la muerte. Me llamaron la atención las dos coreografías, la de Urcebas narcotizado por el vino bebido en la mesa, y que baila como un borracho, incorporando el taconeo en el movimiento y el baile, y la riña entre Urcebas y Caikombé, bajo una luz intermitente de tormenta, que me recordó uno de los cuadros más violentos de la pintura española « la riña a garrotazos » de Francisco de Goya.

En el acto final, Albura intenta lavarse las manos llenas de sangre, pero ésta no sale. Aparecen los dos muertos que se salen del espejo, y ahora el baile cambia completamente, al despojarse de su manto, ella se queda desamparada, despeinada, ha perdido su potencia, su fuerza y su flexibilidad, y, al ser acosada por los dos espectros, pierde su elegancia se vuelve muñeca de trapo, se suicida. La obra termina con la pelea entre Urcebas e Isceradín, el hijo de Caikombé, protagonizado por Jesús Carmona, la violencia la traduce el baile « hip hop » incorporado a la coreografía de Fernando Romero, últimas convulsiones de la agonía.

«  Sortilegio de sangre » quizas haya desconcertado un público que se esperaba algo más flamenco, pero a mí me gustó, por ser un proyecto « arriesgado » pero « coherente » como lo subrayó Pepe Nieto, el autor de la música. Tanto la música como la escenografía (decorado de cáñamo, madera y arpillera ) y el vestuario han colaborado en hacer de este espectáculo una obra singular.

Maguy Naïmi

Fotos : Antonio Acedo / Bienal de Flamenco


22 de septiembre, 19h

Teatro Alameda

« Sinfonía fantasmal »

Idea original, dirección y coreografía : Anabel Veloso

Guión y dramaturgía : Anabel Veloso

Adaptación de textos : Josema Diez-Pérez

Bailarines : Anabel Veloso / Alberto Ruiz

Actores : María Gallardo / Francisco Caparrós

Composición musical : Johannes Brahms, Tchaikovski, Virus String Quartet, John Williams, Javier Patino, Carlos Gardel, Diego Villegas, José Vélez, Ruiz y Veloso y popular

Músicos invitados : componentes de la Orquesta Joven de Ciudad de Almería y del Orquesta Joven Provincial de Cádiz

Diseño escenográfico : Anabel Veloso

Realización escenográfía : Teatro Auditorio Roquetas de Mar

Diseño de iluminación : Gloria Montesinos

La « Sinfonía fantasmal » presentada en el teatro Alameda, es un espectáculo dirigido a los niños. Se trata de una versión infantil del espectáculo « Poema sinfónico n°2 » de la compañía Anabel Veloso. El argumento es a la vez sencillo y poético. Dos jóvenes amigos Tono (el actor Francisco Caparrós) y Mimí (la actriz María Gallardo) se cuelan en una orquesta abandonada. Los instrumentos deseosos de que alguien los haga sonar, poco a poco van a cobrar vida, a través de los cuerpos de los bailarines. Y no es casualidad si todo empieza con la música de Tchaikovski « Cascanueces », puesto que lo primero que Mimí explica a Tono, es que « la música clásica y el flamenco siempre han ido de la mano ». Primero despiertan el piano. Los dos bailarines Anabel Veloso y Alberto Ruiz se incorporan, se desperezan como salidos del cuento de la « Bella Durmiente » y vuelven a la vida. El dúo vestido de blanco y negro, simulando las teclas del piano bailará con la elegancia de la escuela sevillana y del ballet clásico en unos Tangos. Poco a poco Mimí y Tono irán descubriendo los instrumentos de la orquesta : el acordeón, el harpa…

Anabel Veloso mezcla de forma voluntaria en su creación, los momentos graciosos en los que el personaje masculino, un poco bobo, se confunde a la hora de nombrar los instrumentos, y los momentos didácticos en los que Tono y Mimí hacen descubrir a los niños, todo lo que ellos se encuentran entre bastidores. En una gramola Mimí hará sonar unas grabaciones flamencas, primero el tirititrán de las Alegrías y luego el quejío de unas Siguiriyas interpretadas por la Niña de los Peines. Ella explica que en el flamenco hay diferentes palos y compases y que es una música que expresa sentimientos (opone Alegrías y Siguiriyas). De paso aprovecha para explicar al joven público lo que es un poema sinfónico, « una historia contada en música », y lo compara a la música de películas que hace sonar el texto de manera diferente. Tono lee el mismo texto sobre músicas de fondo diferentes (música romántica, de terror, de aventura) y efectivamente el texto parece cambiar de sentido. En una maleta abandonada encuentran partituras y Mimí explica las palabras pentagrama, nota…

Toto y Mimí están empeñados en descubrir la batuta y la chaqueta del director de orquesta y siguen despertando instrumentos : guitarra , violín, viola, chelo. Poco a poco los instrumentos encarnados por los dos bailarines volverán a la vida en unas coreografías que mezclan la danza clásica y el flamenco, con composiciones de Javier Patino (Fandango, Rondeña), la « Danza Húngara n°5 » de Brahms o un Poema Sinfónico original. La escena más graciosa es la que se hace con luz negra. Ella permite hacer destacar sólo un elemento. Se logra un efecto humorístico, puesto que sólo vemos los zapatos y el sombrero de Alberto Ruiz y los zapatos , la peineta y el abanico de Anabel Veloso, iluminados en la oscuridad y parecen bailar y saltar, moverse por sí solos. Esta danza de los fantasmas fue acogida con risas y entusiasmo por todos (pequeños y mayores)

Al final logran hacerse con la batuta y la chaqueta del Director y suena la orquesta completa tocando la sinfonía n°9 de Beethoven que Toto simula dirigir. Todo termina con unTango (argentino) / Garrotín con la presencia conmovedora de unos músicos jovencísimos de la Orquesta Joven Ciudad de de Almería y de la Orquesta Joven Provincial de Cádiz por fin reunidos en el escenario….Un oasis de frescura y alegría de vivir en una tarde de fin de verano sevillano.

Maguy Naïmi

Fotos : Antonio Acedo / Bienal de Flamenco





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