Rocío Hellín Sánchez : "Flamencólica"

mercredi 25 juillet 2018 par Mario Herrero

Rocío Hellín Sánchez : "Flamencólica" - Ediciones Ende, Montequinto (Sevilla), 2018.

Lo voy a dejar claro desde el principio : el flamenco necesita más libros como este.

El flamenco, ese gran desconocido de la música, del que toda España apenas sabe nada, necesita más gente que nos lo cuente. Es sorprendente lo alejado que está este país de su propia música. El desconocimiento que hay alrededor de un arte que al público le resulta tan exótico, tan salvaje y tan sugerente, pero que en realidad poca gente sabe en qué consiste, ni se ha parado a pensar en cómo son sus ritmos, si se improvisa o no, o demás detalles por el estilo. Cosas que, si la formación musical estuviera programada de otra manera, podríamos saber simplemente como cultura general.

Pero como eso es algo que, de momento, no va a ocurrir, han de ser las

flamencólicas como Rocío Hellín (flamenca bien formada y conocedora de este arte, que escribe y reseña todo tipo de eventos flamencos, en colaboración con diferentes medios de comunicación y cultura) las encargadas de acercar el flamenco a las personas de este país. Y no es que el libro de Rocío sea un libro didáctico, ni mucho menos ; es un libro de pequeñas historias y reflexiones, en el que, de hecho, en algunos puntos, conviene tener algunas primeras nociones de flamenco para entender. Aunque, si no se tienen, se pueden leer y disfrutar igual. Porque (y es aquí a donde quiero llegar) lo que quiero decir con “el flamenco necesita más libros como este”, es que el libro de Rocío Hellín es el libro de una persona que se explica con claridad y cercanía, una chica normal, joven, con las preocupaciones normales del día a día, que se encuentra en nuestro mismo entorno social, que habla nuestro mismo lenguaje, y que nos cuenta, desde esa posición, la posición de una persona que es como el resto del mundo, sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones (opiniones fundadas y basadas en amplios conocimientos y criterio) acerca de lo que más ama ; el flamenco. Me refiero a que el flamenco necesita más libros que no sean extensos y complejos (e incomprensibles para el mundo
ajeno a este arte) ensayos de la historia de los cantes y las regiones geográficas (aunque, ojo, también necesitamos estos libros, una cosa no quita la otra). El caso es que hacen falta más personas que nos cuenten sus experiencias con un lenguaje natural y cercano, con sentido del humor, con normalidad, haciéndonos ver que el flamenco no es sólo algo propio de una comunidad andaluza y/o gitana que no se relaciona con los no-flamencos, que no es una comunidad específica y endogámica a la que haya que pertenecer para entender este arte, que, por el contrario, te puedes encontrar con un aficionado al flamenco en tu grupo de amigos, en la discoteca, saliendo a cenar por ahí, en cualquier punto del mundo, y que son gente como el resto, que saben hablar de tus cosas y que tienen tus mismos sentimientos y preocupaciones, sólo que aman y respetan profundamente una música que nunca ha dejado indiferente al que empieza a conocerla y adentrarse en ella.

"Flamencólica" es la vida de una de esas personas. O, mejor dicho, es la historia flamenca y el contacto con el flamenco de una de esas personas. Narra pequeñas historias y reflexiones sobre su trayectoria flamenca, desde cómo se introdujo en este arte a través de su padre, los conceptos flamencos de su abuelo o su encuentro en Marruecos con el maestro Paco de Lucía, hasta los tópicos y manías flamencos, pasando por capítulos más creativos, como el cuento flamenco, más personales, como la carta a Guiomar, o más pedagógicos, como “¿cantes de levante o cantes de las minas ?”.

Es importante resaltar en este punto que Rocío Hellín es escritora y periodista especializada en cubrir eventos flamencos, que conoce en profundidad este mundo y que se ha preocupado muchísimo por formarse y entenderlo en toda su complejidad. Lo digo porque, sí, bien, es una recopilación de historias personales o planteamientos personales, pero derivan siempre desde un conocimiento pleno, los pensamientos están fundados y contrastados, los datos que se ofrecen proceden de la interacción y el aprendizaje en torno a maestros del flamenco, así que no es que sea un libro simpático de una chica a la que le gusta el flamenco y está dando sus opiniones al tuntún, no, es un libro de una experta en la materia, de la que se puede aprender y aprovechar muchísimo, pero que nos habla en calidad de persona, con sus preocupaciones y sus inquietudes, como todos nosotros. Porque hacen falta más libros que nos hablen del flamenco de una forma cercana y humana, pero esos libros los tiene que escribir gente que sabe y que se preocupa por saber porque respeta esta profesión y este arte.

Esa es una de las cosas que más me han gustado del libro, ese curioso contraste entre, por un lado, la preocupación de la autora por ser precisa con sus datos y con su lenguaje (detalla de dónde ha aprendido lo que dice, sus fuentes, sus maestros, el porqué de sus conclusiones) y su franqueza y autenticidad al hablar (habla desde el corazón, desde lo que le ha hecho sentir este entorno, lo que le ha pasado de verdad, todo en este libro refleja verdad). Este curioso contraste (tan natural como la vida misma) es el que permite que convivan capítulos como “seguidillas gitanas” o “La Unión que une”, que son capítulos sobre gustos, experiencias o relaciones con personas, junto con capítulos como “la doctrina” o “el estrecho camino”, que son críticas y análisis sobre el futuro o la esencia del flamenco. Pues Rocío Hellín tiene claro el concepto de flamenco, qué es y de dónde procede, cómo se le está desvirtuando y mercantilizando, y tiene claro, a la vez, que el flamenco, junto al mundo, avanza y cambia. Y en este complicado equilibrio entre lo que es el flamenco y lo que puede llegar a ser (aunque es cierto que es un punto de equilibrio que puede cambiar ligeramente según el umbral de cada persona) se puede ver perfectamente cómo la autora se posiciona, a la vez, desde el conocimiento y desde la preocupación por el conocimiento. Que son dos cosas diferentes. Y es que el flamenco (y todos los ámbitos y disciplinas del universo, no penséis que sólo el flamenco) está lleno de personas con profundos conocimientos, pero que no quieren tener más, y no salen de ahí, y está lleno también de personas que no saben prácticamente nada, pero que abren las orejitas y escuchan desde el respeto y el afán de aprender. Normalmente este segundo grupo de personas alcanza rápido al de las primeras, y creo que eso es lo que pasó con Rocío Hellín. Por eso nos aporta con este libro (y esto es algo que empieza a ser más importante en el flamenco, e, insisto, en el resto de ámbitos y disciplinas del planeta) no sólo datos que no sabíamos, sino maneras de pensar y puntos de vista desde los que no habíamos mirado.

Y aunque todo esto es en esencia lo que pienso (y al igual que ella trato de expresarme de manera fundada y con preocupación por contrastar y conocer) no quisiera concluir esta reseña sin una especial mención al epílogo flamencólico, donde la autora flamencólica nos revela que todas estas anécdotas, historias o análisis flamencos tienen un nexo en común, que no es nada más y nada menos que la reivindicación del aficionado flamenco ; es decir, la persona normal y corriente, como nosotros, pero que ama el flamenco y lo conoce, que entiende de flamenco, va a un concierto y sabe lo que está pasando, y lo diferencia de lo comercial y del flamenco-pop, conoce los palos y escucha la guitarra y se fija en el baile. Y estas personas son las que tienen que empezar a hablarnos desde el corazón, desde la realidad, porque a muchos de los no aficionados les echa para atrás este panorama desconocido, este mundo que ellos creen de personas específicamente flamencas, y no se dan cuenta de que no es más que un mundo de personas normales y corrientes, como el resto, pero que han sido seducidas y hechizadas por una música hermosa y compleja que embruja y fascina a todo aquel que la conoce.

Por eso recomiendo encarecidamente Flamencólica a todos los flamencos y no flamencos, y les animo también no sólo a leer, sino a escribir, a divulgar y a expresarse más como lo ha hecho Rocío Hellín en este libro maravilloso y necesario.

Mario Herrero Monreal

Fotos : Susana Patricia López Miñarro





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