Miércoles 22 de septiembre de 2010 por Maguy Naïmi
Dos días en la Bienal (17 y 18 de septiembre):
"Flamen Pura"
"Rumbeando"
"Grito"
"Cádiz eterna"
"Así se cantaba y así cantan"
"Finalistas del Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos"
« Flamen Pura »
17 de septiembre / 21h / Teatro Central
Composición y guitarra : Niño de Pura
Cante : Churumbaque Hijo
Baile : David Pérez
Segunda guitarra : Juan María Real
Percusión : Agustín Henke, Patricio Cámara
Palmas : María José Álvarez, David Pérez
« Rumbeando »
17 de septiembre / 23h30 / Auditorio Rocío Jurado
Kiko Veneno
Peret
Los Chichos
Empezaré mis reseñas de los espectáculos del día 17 y 18 de septiembre - si me lo permiten - con una pequeña crítica a los artistas por no darle importancia a la sonorización , sobre todo a la de la guitarra tocada en solo.
Pongo un ejemplo : Niño de Pura empezó tocando solo, unas Granaínas preciosas, pero no las pude disfrutar como es debido, por ser el sonido demasiado fuerte. Me impidió apreciar los matices del toque y , para mí, la guitarra cuando suena tan fuerte ya no suena « flamenca » , suena « metálica ».
Dicho esto, me encantaron sus Granaínas melódicas, melancólicas, con sus trémolos y arpegios , así como la Soleá, a la vez clásica ( inmediatamente identificable, respetuosa del compás y del clima generado por ese palo ) y moderna.En ella el guitarrista hizo alternar fluidez y nervio, suavidad y dureza.
Niño de Pura a la hora de acompañar el cante sabe hacerse discreto y se le ve disfrutando al acompañar a Churumbaque Hijo, primero, por Soleá y luego en los cantes abandolaos ( lo que más me gustó fue la Jabera ). Estuvo muy pendiente de él, contestándole con la guitarra.
También supo comunicarse con el público anunciándole que algunos temas que iba a tocar no se habían grabado todavía :( « Estoy tocando antes de grabarlo » ), o presentando su toque por Farruca con esos términos : « Es un tema en el que aparece la Farruca, se va la Farruca, por eso lo he llamado « Semblanza a la Farruca » ». Y así fue : un constante vaivén entre la Farruca cantada por Churumbaque y lo que parecía « otra cosa », un constante ir y venir de ritmos y de aires muy logrado.El baile de David Pérez fue muy sobrio.
Siguieron unas Bulerías en las que no sólo cantó el cantaor sino la guitarra. Al cante energético de Churumbaque, contestaban las falsetas muy melódicas de Niño de Pura.
En los Fandangos dedicados a Curro Romero alternaron los toques en solo de aire rápido y los acompañamientos al cante , de aire mas pausado.
El público supo apreciar ( al igual que yo ) el profesionalismo de los artistas y salió satisfecho.
Me dio tiempo acudir al auditorio y pasar del ambiente formal del Teatro Central a otro más marchoso , el del público del espectáculo « Rumbeando » en el que participaban Kiko Veneno, Peret , y Los Chichos .
Kiko, el más rockero, abrió el espectáculo, mezclando nuevos temas de su último disco « Dice la gente » ( « Dice la gente » , « Campeones de la suerte »
« La rama de Barcelona », « El mosquito suicida » ) con temas conocidos de todos , de los más viejos como yo, como de los más jóvenes , que , por lo visto , habían acudido, numerosos al auditorio , con ganas de pasarlo bien. Daba gusto cantar con él su versión del "Memphis Blues again" de Dylan, su « Abanico de cristal », « Si tú no te das cuenta de lo que vale » y sus « Cachitos de hierro y de cromo », esas canciones que fueron grabadas en dos discos « Veneno », « Echate un cantecito », retomadas en "Puro Veneno" (leer nuestro artículo en el apartado "Frontières flamencas").
Rodeado de sus buenos músicos , Raúl Rodríguez ( guitarra acústica), Juan Ramón Caramés ( bajo y voz) , Jimmy González ( batería ), Ana Gallardo ( coros y percusión ) , Anabel Pérez ( teclados y coros ) Kiko nos encantó. Hemos de felicitar también a su excelente guitarrista rockero. Nos pareció ser Javier Valero, aunque no aparezca en la ficha artística.
Le siguió Peret muy « rumbero » , como siempre, al que la gente no dejaba cantar, todos iban coreando su nombre, y él : « Escuchadme…que nos han dado poco tiempo, dejadme cantar »… « Dejadme cantar que me estoy cantando encima » contestaba el rumbero muerto de la risa. El rey de la Rumba catalana dio la talla, rodeado de sus músicos y sus rumbas suenan cada vez más « cubanas » ( por decirlo así ), y han cobrado más peso con los años .
Y no podemos menos que citar a los excelentes músicos que le permitieron dar este recital
y hacernos disfrutar de esas rumbas venidas de ultramar : las chicas del coro primero, Laura Farre Laureta, Susana Ferrer Hernández Susi, las guitarras de Juan Hernández Abraham,y Daniel Salvat Dani, la percusión y los coros de Jaime Ximénez Santi y la de José Santiago Martínez , los teclados de Alejandro Julián Maya y la percusión de Francisco Santiago Martínez.
Desgraciadamente los cambios de plató entre los diferentes artistas alargaron mucho la velada y al cabo de muchas horas desistí y me fui a la cama…lo siento…no lo haré más…¡¡¡aficionados a la Rumba no me guardéis rencor !!!
Maguy Naïmi
Fotos : Luis Castilla / Archivo Fotográfico Bienal de Flamenco
« Grito »
18 de septiembre / 21h / Teatro Central
Coreografía y dirección: José Maya, Alfonso Losa
Baile :José Maya, Alfonso Losa
Cantaores: Mara Rey, Saul Quirós, Antonio "El Pulga", David de Jacoba
Guitarra : Pino Losada, Antonio Rey
Percusión : Lucky Losada
Primero se vio una pantalla grande en la que se proyectaban imágenes de violencia, de regímenes totalitarios, mientras en el escenario un grupo de bailarines interpretaban descalzos un baile contemporáneo simulando una muchedumbre desamparada o asustada.
Iban y venían , se precipitaban , se inmovilizaban formando grupos destacados.
Los dos bailaores, José Maya y Alfonso Losa empezaron con unas Siguiriyas bailadas a dúo , incisivas, brutales, nerviosas, que complementaban esa introducción al tema abordado en el espectáculo ( un grito contra la violencia, la represión ) pero se perdió el hilo de esta trama. La primera intervención de Mara Rey, no la entendí. La cantaora se plantó en medio del escenario, cantando como en un concurso de coplas, y detrás de ella se retorcía y acurrucaba una bailarina. Los chicos y chicas que bailaban, representando jóvenes de todos los continentes, en vez de integrarse en una verdadera coreografía parecían servir únicamente de transición entre los diferentes palos interpretados, y los cantaores parecían molestos, ¿quizás les estorbaran los micros VHF ? . No sabían cómo comportarse, de pie, en el escenario, y en un momento dado, tuvieron que cruzarlo cantando por Fandango de Huelva, uno por uno, sin que se supieran muy bien por qué lo hacían.
Seré una persona chapada a la antigua, pero, francamente, me hubiera conformado con escuchar a unos cantaores sentados en su silla, interpretando los palos que hubieran elegido, acompañados por la guitarra, o cantando para el baile.
Los dos bailaores no carecían de presencia ni de personalidad y no necesitaban valerse de unos artificios que a mí se me antojaron pesados e incomprensibles. Tienen talento de sobra , y cada uno con su personalidad y su forma de ser, sabe bailar y lo hace con gusto ( aunque con demasiado taconeo para mí ). Tanto las Siguiriyas bailadas a dúo, como la Farruca impecable de Alfonso Losa y la Soleá de José Maya interpretada con presencia e intensidad nos entusiasmaron.
El final del espectáculo, sí que me gustó, porque resultó gracioso. Todos , bailaores, cantaora, tocaores, hicieron como que se había cortado el sonido. Simularon estar cantando, bailando y tocando sin que se oyera nada, como en una película muda. Me pareció un final original y digno de interés.
Maguy Naïmi
Fotos : Luis Castilla / Archivo Fotográfico Bienal de Flamenco
« Cádiz eterna »
18 de septiembre / 23h / Hotel Triana
Primera parte : Baile
Baile : Lidia Cabello
Cante : Raúl Gálvez, Paco Reyes, Ángel Pastor
Guitarra : Niño de La Leo
Violín : Emilio Martín
Percusión : Edu Gómez
Segunda parte : Cante
Cante : Mariana Cornejo, Rancapino, Juan Villar, Nano de Jerez
Guitarra : Niño Jero, Pascual de Lorca
Unas horas más tarde, empezaba el recital de artistas gaditanos , en el precioso patio del Hotel Triana. Como lo anunciaba su productor artístico , J. Antonio Benítez Pérez « en este espectáculo se había querido trasladar a la escena pública, las antiguas fiestas que solían hacer los flamencos de Cádiz en patios y lugares parecidos, donde cantaban y bailaban hasta el amanecer »
Interpretando los más variados y puros estilos del arte flamenco andaluz. Celebraban así grandes acontecimientos familiares ( bautizos, bodas…)
De ahí el título del espectaculo « Cádiz eterna ».
Y empezó con el baile, lo cual , no es nada corriente , y con unas Siguiriyas, pero desgraciadamente los defectos en la sonorización y el hecho de que no se viera bien los pies de Lidia Cabello me impidieron apreciar como lo hubiera querido el talento de esta artista.
La sonorización tardó un poco en arreglarse en la segunda parte .
Empezó Mariana Cornejo cantando unas Cantiñas pero por lo visto le salió
la voz muy grave y no tenía el impacto que ella suele tener en las agudas , sin embargo ella derrochaba una energía y un buen humor comunicativos, y la guitarra de Pascual de Lorca con su toque fino y elegante la acompañó con pertinencia.
El Nano cantó por Soleá (Soleares por Bulería jerezanas) acompañado por la guitarra enérgica de Niño Jero y lo hizo como siempre, muy bien, como buen profesional que es.
Rancapino nos cantó las Malagueñas del Mellizo y unas Alegrías (estilo de Aurelio Sellés) pero no le salía tan bien lavoz , la tenía muy apagada ,si bien, cantó con mucho arte y expresividad las Malagueñas del Mellizo, y es que hay poca gente que las sabe interpretar como él.
Pero el que más me impresionó fue Juan Villar, su cante por Soleares y por Siguiriyas fue logrado , su voz brillante y potente así como su dominio del compás demuestran madurez artística.
Y todo acabó, claro está, en Bulerías. Mariana, primero, seguida del Nano ( de pie y bailando) y los demás , con las dos guitarras .
Cádiz, eterna cantaora, « tierra de la gracia y el salero », como siempre, logró entusiasmar al público que llenó el patio del Hotel Triana..
Maguy Naïmi
Fotos : Luis Castilla / Archivo Fotográfico Bienal de Flamenco
La frecuentación asidua de la Bienal de Flamenco de Sevilla es un deporte de resistencia. Si la experiencia (o su renovación) es evidentemente recomendable, requiere, como el maratón o los deportes de invierno, algunas sesiones previas de entrenamiento. La multiplicidad y la dispersión de los lugares de espectáculo implican una estrategia fina y un conocimiento del terreno fuera de alcance del "guiri" neófito. Los conciertos se suceden cada día a toda velocidad (a veces el primero a las 19 horas, luego dos simultáneamente a las 21 horas, y el último a las 23 horas o las 23h 30), lo que deja apenas media hora para las transferencias.
A eso hay que añadir una señalización errática y una toponimia no exenta de algunas bromas inocentes ( así el Teatro Central, por ejemplo, se encuentra francamente periférico): adjuntar al programa un mapa de la ciudad que precisamente situaría las salas, acompañado de algunas informaciones útiles sobre los transportes idóneos, no sería totalmente superfluo. Afortunadamente, y a pesar de los tradicionales embrollos en el momento de retirar los preciosos sésamos, la conocida cordialidad sevillana del equipo encargado de acoger a la prensa suaviza mucho la prueba iniciática.
“Como vamos para viejecitos” Maguy Naïmi y yo, decidimos con cierta prudencia limitar nuestra performance a dos fines de semana (el 18 y 19 de septiembre, y el 1 y 2 de octubre). Queremos saludar como conviene la intrépida devoción de Manuela Papino, quien cubrirá, sola, la casi totalidad de los espectáculos de la última semana.
La Bienal es más bien un escaparate destinado a asegurar la promoción nacional e internacional de artistas conocidos, que un festival fértil en descubrimientos. Si las creaciones son numerosas, la lista de los "creadores" se renueva más bien lentamente a lo largo de las ediciones. La apertura por Miguel Poveda y el cierre por Paco de Lucía reflejan escrupulosamente la línea directiva de una programación más preocupada por tranquilizar al público en cuanto a la calidad profesional de los espectáculos, que por aguzar su curiosidad. Señalaremos sin embargo, este año, una presencia más notable del cante y de la guitarra (siete conciertos en esta edición), lo que no deja de desagradarnos.
« Así se cantaba y así cantan »
17 de septiembre / 21h / Teatro Lope de Vega
1a parte :
Cante: José Menese
Guitarra : Antonio Carrión
2a parte :
Cante : Manuel Agujetas
Guitarra: Antonio Soto
"Así cantan ": la segunda parte del título es plenamente justificada, ya que después de cuatro décadas de carrera, José Menese y Manuel Agujetas siguen siendo unos cantores de actualidad. Lo que no deja de sorprendernos es la primera afirmación, " Así se cantaba " . ¿ En un pasado lejano, una edad de oro cumplida..? Si con eso hay que entender que ambos artistas contarían entre los poseedores de una tradición colectiva anónima, nada más absurdo: su primera cualidad precisamente consiste en la singularidad absoluta de su estilo. Nadie jamás cantó, ni cantará como ellos ( lo que, naturalmente, no implica ningún juicio de valor ) .La idea de que este recital valdría sobre todo como una lección, o una transmisión de patrimonio, al uso de las jóvenes generaciones (así presentaba la prensa local unánimemente el acontecimiento), nos parece singularmente reductora, por no tener en cuenta el placer y la emoción que transmiten los dos cantaores, aquí y ahora. Es verdad que se prestaron ellos mismos al juego y a la metáfora de la obra maestra en peligro, Agujetas exhibiendo complacientemente una cojera ligera, y Menese un brazo en faja ( del que se olvidó tan pronto como las cosas serias comenzaron…). Pero nadie tenía por qué ser engañado.
La voz es por cierto un instrumento frágil, y los cantantes, cualquiera que sea el género en el cual ofician, disponen en general de una longevidad profesional limitada. Sin embargo, al contrario de sus colegas líricos, los flamencos no tienen que respetar al pie de la letra ninguna partitura previa. Los patrones melódicos de los cantes más importantes se limitan a algunas notas obligadas por las cuales tienen que pasar. Todo el arte de sus intérpretes estriba en la pertinencia y la coherencia de las trayectorias y transiciones entre estas notas.
Leímos a saciedad que Menese y Agujetas, como la inmensa mayoría de los cantaores de su generación, no tenían ninguna técnica vocal. Nos parece un poco paradójico pretender que unos cantaores puedan cantar (la redundancia es voluntaria), durante más de cuarenta años, sin técnica … Si es exacto que la inmensa mayoría de los jóvenes cantaores actuales gozaron de un aprendizaje técnico previo, bien es sabido que cualquier intérprete de una música sabia popular de tradición oral (incluyendo al flamenco) aprende simultáneamente (y, esencialmente, corporalmente) las formas del repertorio, sus modalidades interpretativas con las variantes locales y / o historiales, y las técnicas vinculadas a ellas.
De ahí el rigor, pero también y sobre todo la plasticidad, de las partituras interiores de las que pueden echar mano; y pues, finalmente, la singularidad de sus interpretaciones, susceptibles además de ser adaptadas a los azares del momento. El estilo de Menese se inspira en el de Mairena por Soleares, Siguiriyas y Tonás. Pero la solemnidad trágica que les imprimió Menese sólo le pertenece a él, y aún más, ese mismo tratamiento aplicado a cantes tradicionalmente más ligeros, como la Farruca, la Mariana, los Tientos, el Garrotín o los Tangos de El Piyayo (para estos últimos palos, mejor sería buscar en otros lugares sus fuentes, por ejemplo en el tablao madrileño " La Zambra ", y más particularmente en Rafael Romero; y se podría decir lo mismo de Miguel Vargas, su compatriota de La Puebla de Cazalla).
De la misma manera, Agujetas el Viejo le legó sin duda a su hijo Manuel todo o parte de su repertorio, pero ciertamente no su manera de habitarlo (o más bien sus maneras, porque su estilo evolucionó mucho): basta con comparar las grabaciones de ambos para comprobarlo. El concierto en el teatro Lope de Vega fue pues un asunto de memoria compartida por ambos artistas y su público (o, por lo menos, una parte de éste):una rememoración de las formas, y de la manera de interpretarlas, idéntica y diferente a la vez, que los dos cantaores trabajaron y remodelaron incansablemente en el curso de innumerables conciertos y grabaciones.
Fue evidente para las Granaínas, la Farruca, las Marianas y los Tientos de Menese. La señal de fábrica del cantaor es el carácter solemne que les imprimió, ése al que nos referíamos más arriba. Pero ya no tiene más, hoy día,
los recursos vocales necesarios para dibujar de un solo tiro los arcos amplios y melódicos, y entonces tuvo que seccionarlos en breves motivos melódicos centrados sobre las notas claves, y puntuarlos de silencios. Sin embargo, no se perdió nada en términos de coherencia musical, y de expresión: el recuerdo del modelo permaneció intacto en la memoria del cantaor como en la del público, y, también, en la del guitarrista Antonio Carrión, cuyo acompañamiento mantenía sin interrupción, con respecto y exacta intuición, el hilo conductor indispensable para una escucha activa que también participaba en la elaboración colectiva de la obra oral.
Cuestión de memoria, repitámoslo: no es casualidad si el guitarrista obtuvo una aprobación acertada del público cuando citó a Melchor de Marchena (Soleares) o a Niño Ricardo (Siguiriyas). Como de costumbre, los dos momentos más intensos del recital de Menese fueron las Soleares (a partir del maravilloso temple de introducción, sabíamos a qué atenernos ) y, sobre todo, las Siguiriyas, con unas interpretaciones memorables de un cante de El Nitri y de la Cabal de El Fillo.
Hay que reconocer los meritorios esfuerzos de José Menese, que él mismo subrayó, por respetar el programa anunciado. No fue el caso, afortunadamente, de Manuel Agujetas, quien expidió rápidamente, y descuidadamente, algunos Tientos, quedándose definitivamente con sus tres formas de predilección: la Soleá (y su allegado, " Bulería pa ’ escuchar ", o Soleá por Bulería), la Siguiriya y el Fandango. Repitió cada palo dos veces, como si verdaderamente no estuviera satisfecho con su primera serie de cantes. Y de hecho, la calidad y la intensidad de sus interpretaciones fueron invariablemente crecientes.
Desde las primeras Soleares, el tono fue dado: apenas sentado, sin dejarle al guitarrista Antonio Soto el tiempo de terminar su introducción, incluso sin templar, entró directamente en el primer cante, como si reanudara el hilo de
una conversación interior interrumpida inopinadamente. Antonio Soto supo inteligentemente conformarse con los fundamentales necesarios para el acompañamiento de este tipo de cantaor: no molestarle sino ponerle discretamente en el buen camino en caso de necesidad, y saber hacerse discreto en los momentos oportunos, es decir la mayoría de las veces …
El cante de Agujetas ganó en legato y en interioridad lo que perdió en fuerza y en expresionismo inmediato. Esto fue evidente desde la segunda serie de Soleares (cantes de El Mellizo), su estilo evocando más al de Tomás Pavón (en la manera de ligar los tercios ) que al de sus antecesores jerezanos. Había ejecutado antes una primera tanda de Soleares clásicas de Alcalá, rematada por dos cantes de cambio con sabor a Cantiñas, atribuidas a su padre, y de las cuales sigue siendo uno de los pocos especialistas actuales… Misma progresión para las Siguiriyas: después de una primera serie más bien académica (Manuel Torres, Paco La Luz, y Cabal curiosamente muy sobria), el cantaor se entregó a una exploración asombrosa y repetitiva del estilo de José de Paula, con cuatro cantes, cada vez más compactos y esenciales, en el sentido estricto de la palabra. Mismo ejercicio después con los Fandangos: una lección en cinco capítulos, sobre todo lo que se puede sacar musicalmente y emocionalmente del cante de El Carbonerillo.
Añadiremos para concluir algunas palabras sobre un aspecto a menudo descuidado del cante, los textos. Sabemos hasta qué punto constituyen indicaciones esenciales a la elaboración de las partituras interiores de los cantaores. Este recital nos ofreció un bello florilegio. José Menese echó mano de los poemas escritos para él por Moreno Galván, consubstanciales para su arte (homenaje a Blas Infante " por Granaína ", " Una paloma " " por Farruca "…). Agujetas es sin duda una de las memorias vivas más ricas del cancionero flamenco tradicional, y nos rememoró algunas letras, hoy día raras.
El programa anunciaba un " fin de fiesta por Bulerías ", teniendo en cuenta la personalidad artística de ambos protagonistas. Y, efectivamente, se despidieron con un " mano a mano a palo seco " (Tonás para Menese; Martinetes para Agujetas), alegrándonos, a todos. Los despedimos con una ovación calurosa. Inexplicablemente, la sala no estaba llena: Los que no han acudido se lo han perdido.
Claude Worms
Traducción del francés: Manuela Papino
Fotos : Luis Castilla / Archivo Fotográfico Bienal de Flamenco
Finalistas del Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos
18 de septiembre / 19h / Teatro Alameda
Cante : Tamara Aguilera
Guitarra : Ismael Aguilera
Piano : Antonio Berajano
Palmas : Manuel Aguilera, David el Pelu
Baile : Moisés Navarro
Cante : Enrique el Extremeño, Pepe de Pura
Guitarra : Jesús Guerrero, Juan Campallo
Palmas : Alejandro Rodríguez
Guitarra : Francisco León
Cante: Andrés de Jerez
Percusión : Álvaro Morales
Bajo : Ricardo Piñero
Palmas : Manuel Salado, Manolete de la Mimi
Después de un largo proceso de selecciones locales, la final del primero " Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos " tuvo lugar el último 5 de junio en el Teatro Villamarta de Jerez. Patrocinado por el "Instituto Andaluz de la Juventud" y la "Agencia Andaluza del Flamenco", organizado por la " Confederación Andaluza de Peñas Flamencas ", el concurso ayudará a conocer y a promover a jóvenes artistas en estas tres disciplinas del cante, del baile y del toque.
En esta primera sesión, un jurado de lujo ( Antonio Díaz " Fosforito ", Pedro Sierra, Mariquilla, José María Segovia - Presidente de la “Confederación Andaluza de Peñas Flamencas”, y Alfonso Tierra - Subdirector del “Instituto Andaluz de la Juventud” ) concedió los tres trofeos a Tamara Aguilera Garamendi ( Puebla del Río, Sevilla - 1989) para el cante, Moisés Navarro " El Charro " ( Málaga - 1988) para el baile, y Francisco León ( El Puerto de Santa María, Cádiz - 1991) para la guitarra.
Entre los numerosos premios ( participación a los conciertos del ciclo " Flamenco Viene del Sur ", becas de estudio para la formación profesional…), un convenio entre el IAJ y el ICAS (" Instituto de la Cultura y las Artes ") contemplaba - entre otras cosas - una programación en el marco de la Bienal de Flamenco, así como una grabación editada en DVD.
Fuimos entonces con interés y curiosidad al teatro Alameda, para asistir a uno de los pocos espectáculos de la Bienal que no programaba ninguna cabeza de cartel consagrada. El programa preveía dos partes, y en cada parte a cada laureado le tocaba actuar durante unos veinte minutos. Desgraciadamente tuvimos que abandonar el teatro al empezar la pausa, para no llegar tarde al teatro Lope de Vega, ya que el espectáculo dirigido por Moraíto empezaba a las 21 horas … Eso puede explicar una parte de nuestra decepción: seguro que los jóvenes artistas habrán estado más a gusto y relajados durante su segunda actuación.
Sin embargo, incluso si tomamos en consideración una relativa falta de experiencia y el miedo inevitable, esperábamos más de los ganadores de un concurso en el cual participaron sin duda varios centenares de candidatos. No nos olvidemos que los tres primeros premiados ya comenzaron su carrera profesional, a menudo en contextos prestigiosos (véase: más abajo): si su nivel técnico indiscutiblemente es impresionante ( pero parece ser actualmente lo mínimo que se le pueda exigir a cualquiera que aspire a una carrera flamenca, por muy joven que sea), la calidad artística de su prestación se reveló claramente perfectible.
Tamara Aguilera ya obtuvo un primer premio por Soleares de Triana, pasó por la Fundación Cristina Heeren, y compartió el cartel con nadie menos que La Tobala, El Funi y Arcángel. Presentó en primera parte un programa ambicioso y hábilmente repartido entre creación y tradición, que convenía perfectamente a su voz poderosa y su sello, que recuerda al de Esperanza Fernández del que parece inspirarse. La Nana, a dúo con el pianista Antonio Bejarano, habría ganado con más sobriedad: su finura melódica se habría pasado de efectos expresionistas pesadamente subrayados, tanto por la interpretación vocal como por la gestual fuera de propósito ( ¿por qué recorrer el escenario con grandes pasos y con rabia para interpretar una canción de cuna?).
La serie de Siguiriyas que siguió era valientemente ambiciosa: Cagancho, La Cherna y Manuel Molina. No careció de fuerza, ni de expresión; pero la línea melódica a menudo habrá sido perturbada por una mala gestión del soplo, y por lo tanto por algunas cesuras intempestivas. Hay que mencionar que el apoyo por lo menos errático de la guitarra de Ismael Aguilera no ayudaba mucho a la coherencia de la interpretación.
Después de haber estudiado el baile en Málaga, Moisés Navarro hizo varios cursillos, particularmente con Eva Yerbabuena y Farruquito. Desde entonces participó en varias producciones de la compañía Mario Maya, y en el
espectáculo "Goyescas ", al lado de Carmen Linares, Miguel Poveda y Oscar Herrero (2009).
Su coreografía por Taranto (final por Tango ) nos sorprendió primero por algunas posturas amaneradas pero originales, y una alternancia rápida de marcajes y de instantes cortos e incisivos de taconeo. El interés despertado por estas pocas ideas fue rápidamente agotado por su repetición obstinada. El resto de la coreografía descansaba solamente en muchas (mejor decir demasiadas, pero es un defecto que desgraciadamente se ve mucho en los escenarios ) y largas demostraciones de taconeo, por cierto veloces y sonoras, pero no siempre muy bien enfocadas, y sobre todo sin reflexión sobre la ocupación del espacio escénico, ni trabajo de los brazos y de las manos ( ¡secuencias largas bailadas con los brazos sueltos! - sin duda voluntariamente, pero nos preguntamos la finalidad estética de tal ausencia de gestual ). Aprovechamos para saludar dos bellos cantes de Enrique el Extremeño: Taranto de Almería y Tangos al estilo de El Chaqueta.
Francisco León comenzó el estudio de la guitarra con nueve años, con Antonio Villar. Se perfeccionó luego, siguiendo los cursos de la Academia de José Luis Balao, y comenzó naturalmente su carrera con artistas de Jerez, como Joaquín Grilo, José Mercé y La Macanita, tocando también la segunda guitarra en los conciertos de Paco Cepero. Como todos sus jóvenes compañeros, dispone de un bagaje técnico impresionante, suficiente para asegurar interpretaciones impecables. Pero un uso tan tenaz como aberrante impone a los guitarristas flamencos no ser sólo intérpretes, sino también compositores. Salvo para algunos genios milagrosamente precoces, la composición es un asunto de maduración lenta, que todavía falta, lógicamente, a este joven guitarrista de diecinueve años.
Su Rondeña consistía en un “collage” de secuencias largas en trémolo y en técnica mayor / índice sobre bajos alternados, inspiradas en las falsetas de Paco de Lucía (período "clásico") entrecortadas con algunos virtuosos picados, insuficientes para asegurar la coherencia del conjunto. Apreciamos a cambio la original coda por Alegría , con algunas bellas ideas armónicas y un fraseo rítmico imaginativo - sin duda el mejor momento del recital. Sin sorpresa, las Bulerias, firmemente asentadas en la sección rítmica (bajo, percusiones, y palmas) fueron sobre todo un pretexto para demostraciones de potencia y de velocidad ( picado, alzapúa…).
Claude Worms
Traducción del francés: Manuela Papino
Fotos : Luis Castilla / Archivo Fotográfico Bienal de Sevilla
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