Entrevista con Rocío Márquez Limón durante el Festival Flamenco de Toulouse en mayo 2011

Sábado 4 de junio de 2011 por Manuela Papino

Huelva destaca en el mundo flamenco por su cante desde hace unos años ya. ¿dicen que hay tierras de toque, crees que Huelva es una tierra de cante?

Rocío Márquez: - Yo creo que Huelva da muy buena materia prima. Te metes en cualquier peña y escuchas a niñas o niños cantar con 5 o 6 años por fandango, y se te pone el pelo de punta, hay unos metales muy buenos.

¿Por qué el cante, porque no el toque?

RM: - También ha dado muy buenos guitarristas: Juan Carlos Romero, por ejemplo. En Huelva hay mucha gente tocando muy bien, Manolito de la Luz, que va ahora con la Eva, la Yerbabuena, Paco Cruzado que ha hecho escuela. Creo que hubo una época en la que Huelva era más fandanguera, menos flamenca y más fandanguera. Pero gracias a las nuevas tecnologías ahora es más fácil escuchar todo, en cualquier lado. Tenemos todo lo que queremos sólo con dar a un botón, eso ha hecho que cada vez más, la gente de Huelva haya hecho más flamenco además del fandango.

¿Cómo se ubica el Fandango dentro del flamenco?

RM: - El Fandango forma parte del flamenco. ¡Pero hacer un recital solamente por fandango es un poco cansino, por muy bonitos que sean los fandangos! Soy de la opinión que no hay cantes chicos ni grandes, sino una manera de interpretar. Hay palos que a uno se le da mejor que otros. No sé porque tenemos concepciones por ejemplo que la voz rota, o más gorda o más grave, es mejor para la siguiriya, y la voz fina y con melismas es mejor para la guajira y cantes más dulces. Yo no soy partidaria de esa manera de pensar. Lo bonito es que cada uno sepa expresarse de una manera distinta, y que sea desde luego sincera y coherente. Hablo por mí, en mi vida no harto la voz cuando me enfado, no es mi manera. Si me enfado, pongo una lágrima o me levanto y me

voy, pero no me voy a ponerme a chillar porque no me sale así. Sin embargo me parece que la gente que le sale así del corazón tiene que hacerlo así porque es su manera de expresarse. Entonces en una siguiriya, en vez de tener ese sonido de queja, el sabor de ese grito, ese lamento, yo voy a estar más llorando para dentro, porque es mi manera de sentir la pena. Y creo que hay que entender que cada uno debe expresarse incluso por encima del palo que está haciendo. Transmitir la alegría que tiene el palo, el sentimiento porque cada uno tiene el suyo, pero no como los demás lo sienten sino como tú lo vives.

Tuviste un montón de premios, sobre todo en el festival de las minas…

RM: - ¡Me cogió una buena noche! [se ríe]. Esto va por día, ¡según cómo te coge el cuerpo!

Ahí cantaste palos “jondos”, en otro concurso recibiste premios por colombianas, ¿significa que puedes cantarlo todo, y cantarlo muy bien?

RM: - Bueno… no sé… yo creo que las limitaciones nos la ponemos nosotros. El concepto de pureza, entendido de una manera que encierre el arte, yo no lo quiero para mí. Ni para mí ni para nadie, porque creo que no se puede disfrutar de la misma manera. El flamenco, lo bonito que tiene, es lo amplio que es y qué cada uno sepa sentirlo como únicamente él lo sienta porque somos todos distintos. Entonces lo difícil en esto es saber encontrarte, y llevarlo a los cantes. Por esa manera de pensar, decir “puedo cantar esto y esto no”, no creo que sea muy coherente. Todos podemos cantar todo. Por supuesto va a haber todo tipo de público, y a algunos le va a gustar algunas cosas y a otros no, esa misma cosa incluso, precisamente porque es amplio, porque hay de todo. Tiene que haber para todos los gustos.

¿Qué valor tienen estos premios?

RM: - A los concursos les estoy muy agradecida porque a mí me han abierto muchas puertas. En mi casa nadie se ha dedicado profesionalmente a esto, no tengo apellido. No tenía algún conocido que me pudiera llevar un poquito de la mano, entonces este reconocimiento me sirvió para abrir otras puertas. No creo que los concursos sean la única manera, pero es una opción que existe, y les estoy muy agradecida. No sé si hubiera conseguido lo mismo sin estos premios. No sé, pero desde luego, si lo hubiera conseguido, hubiera sido mucho más tiempo.

¿Entonces notaste un cambio radical?

RM: - Sí. En mi carrera, noté un punto de inflexión con la Lámpara minera, antes y después de esta noche, fue distinto.

Fuiste alumna de la fundación Cristina Heeren, ahora eres profesora ahí, ¿qué significa la fundación en Sevilla y en el resto del mundo?

RM: - Estoy muy agradecida, a mí me han enseñado mucho, con Tomasa [José de la Tomasa] tengo adoración. Y ya no sólo los cantes sino los consejos, la convivencia con compañeros, aprender de compañeros… es un arte vivo y tenemos que entender que la música no es de nadie y no pertenece a nadie. Ahora estoy disfrutando como profesora porque es una manera de devolver todo lo que me han dado, todo lo que me han enseñando, intentar ahora ponerlo al servicio de otra gente.

¿Te enseñaron a enseñar?

RM: - Es muy complicado enseñar. A veces nos enteramos que uno ha dado clase con “no sé quien” y es un pelotazo, porque uno puede ser buen artista y no ser buen profesor, o ser un artista “más normal” y ser un buen profesor. Porque la paciencia que hay que tener, la empatía - porque estamos hablando de arte y es complicado enseñar arte - es delicado. A mí me ha servido mucho

estudiar en la universidad. Estudié “educación musical” y me ha ayudado mucho. Creo que al flamenco le hacía falta. El mundo va evolucionando y no lo podemos sentir con miedo. Si por ejemplo leemos a Demófilo, uno de los primeros libros sobre el flamenco, ves que una preocupación suya era :“Si al flamenco lo llevamos a los cafés cantantes, el flamenco se muere”. Ya lo decía hace más de un siglo, y hoy en día, ¡escuchamos la misma cosa en un festival: “Se muere el flamenco, se muere la pureza, estamos acabando con lo puro!” Y tú dices: “¿Cómo es posible que un siglo y pico más tarde se sigue haciendo y diciendo lo mismo?, con distintas caras pero en el fondo es lo mismo”. Entonces me parece que debemos plantearnos esto para no tener este miedo. El flamenco puede estar en una escuela. El que lo cantaba antes por tradición oral, o porque lo escuchaba de su familia, pues eso era también una escuela, lo que pasa es que no tenía que ir a un edificio sino que estaba ya en el sitio. Era más fluido porque no se tenía que provocar, surgía, eso sí es verdad. Pero también en una escuela pueden salir momentos muy bonitos. Me gustan ver estos cambios que se están dando en el flamenco, como está evolucionando, como todos vamos ya interiorizando : el saber ocupa lugar. Todo lo que uno puede aportar va sumando, y no hay que tener miedo.

Quizás el miedo sigue siendo un problema en el flamenco, ¿qué opinas de la entrada del flamenco a la UNESCO?

RM: - Cuantas más personas estemos con la ilusión y el sentimiento que hagamos del flamenco una cosa digna, que ya lo es, un arte reconocidísimo que ya lo es, pues todavía seguirá siendo todavía más.
Dicen que en el extranjero, el público busca más el baile que el cante.

¿Tú lo notas?

RM: - Es bastante lógico. Es mucho más visual. También si te soy sincera, yo no lo he sentido. He salido más con recitales de cante que cantando para el baile, estoy más centrada en el “cante pà lante”, pero podría entenderlo, es un elemento más, que para alguien que no ha escuchado en su vida flamenco, ayuda bastante. Y todo lo que sirva para acercar la gente al flamenco, bien venido sea, incluso nosotros, los cantaores, tenemos que desear que esto sea así.

Hay unos cantaores que dicen que cantar para el baile “quema la voz”. ¿Eso es verdad?

RM: - ¡Qué pregunta! Cantando “pá tras” se aprende mucho. El compás se coge cantando “pá tras”, es muy difícil que lo tenga una persona que no ha cantado “pá tras”. También es verdad que la calma que se puede llevar con un cante libre es diferente. Creo que hay que pasar por todo, no se puede llevar grandes saltos, es un arte complejo. Luego, dependiendo del metal que tenga cada uno, lo tendrá que analizar para saber si puede estar expuesto menos tiempo o más tiempo a esto, porque evidentemente si estoy cantando sola, juego con la dinámica de la voz como yo quiero, pero si estoy cantándole a un bailaor, tiene que existir otro tipo de comunicación. Si mi voz me lo pide ahí, pero el bailaor me pide otra cosa, por supuesto le doy lo que él necesita. Entonces desde este punto es lógico que desgaste más, porque estás pendiente de otras intenciones que no son las tuyas. Pero compensa muchísimo lo que te puede aportar de compás, y a la hora de saber estar en contacto con otras personas encima del escenario. Es un escalón por el que hay que pasar, pero también hay que echarle un poquito de cabeza, para saber hasta qué punto con las cualidades y el metal que tienes de un modo natural, puedes llegar sin desgastarte y quemarte.

¿Pero se puede mantener bien los dos a la vez?

RM: - No se puede hablar a un nivel general. No se puede comparar por ejemplo la voz de Agujetas con la de Mayte Martín.

¿Y la tuya? ¿Si cantas mucho atrás, sientes que no tienes tanta disponibilidad luego para hacer un recital?

RM: - Sí. En mi caso es así. Me encanta cantar para el baile con personas con quienes siento conexión. No puedo cantar en plan “vámonos que nos vamos”, al menos que sea una fiesta y que me apetezca, pero sino, necesito tener el mismo concepto que la persona que está bailando, necesito que haya algo más, una energía.

Hay muchos artistas de flamenco que se quejan del sistema de las subvenciones, dicen que van siempre a los mismos, ¿lo notas? ¿Qué opinas de esto?

RM: - A mí me parece muy bien que todo el mundo se exprese, pero este tema es complicado porque no siempre hablan los que tienen que hablar. La carrera de uno, la debe de hacer centrándose en uno mismo. Muchas veces deberíamos de mirar un poco para dentro, porque está claro que intereses, van a haber siempre. Que el arte esté ahora mismo instrumentalizado, es seguro. Que esto más veces esté más de política que de arte, también. Y que esto sea una pena, por supuesto. Pero tampoco vale echar la culpa a los de fuera y decir que bien le va a este, y que mal me va a mí, y no pararme a pensar que esa persona tiene muchas horas de ensayo detrás, que lleva toda la vida en esto. Me parece también una falta de respeto a los demás compañeros. La gente que está, son los profesionales, y se lo han curado. Qué aquí, igual que en cualquier otra cosa exista el “amiguismo”, y muchas cosas que no deberían de ser, es verdad. Y eso va a pasar siempre.

Hoy en día, ¿se puede tener una carrera de flamenco sin subvenciones?

RM: - Yo creo que sí. Lo bueno del flamenco, es que se mueve en distintos ámbitos, entonces se trata de ver donde tú encajas mejor, donde la gente recibe mejor lo que tú puedes aportar, y a partir de ahí, las cosas van fluyendo. Hay un espacio en las peñas, los festivales, otros circuitos de festivales con otras músicas, y el tema de fuera de España porque está dirigido de otra manera. Concretamente, con lo que me estás preguntando, lo de la Junta de Andalucía, de la Agencia, me voy a mojar, ha habido veces que me han llamado para darme dos o tres contratos a lo largo del año, entonces no puedo decir que no se acuerdan de mí, ni puedo decir que yo viva de ellos. Luego, como cada uno consigue llegar a los sitios, es cosa de cada uno. Yo creo que intentando hacer nuestro trabajo lo mejor que podemos, ya tenemos bastante. Y desde luego es un país libre y cuando creemos que la cosa puede mejorar, pues hay que mejorarla, pero mirando para fuera y para dentro. Por parte y parte, por los que critican y por los que son criticados.

Los artistas de flamenco hablan mucho del extranjero como una gran ayuda económica, Israel Galván se expresó relativo a Francia, otros y últimamente muchos, relativo a Japón, ¿crees que todavía sin el extranjero los artistas de flamenco no podrían mantenerse? ¿Tenéis mucho trabajo en España?

RM: - Ahora mismo está la cosa que arde [se ríe]. Está regular, difícil, pero a un nivel mundial. Qué la cosa sea complicada, es verdad, es verdad que ahí hay un goteo constante, hay mucha gente haciéndolo bien. Das una patada y te salen no sé cuantos cantaores, bailaores o tocaores, haciendo las cosas bien de verdad. Entonces por eso está así la ley de la oferta y de la demanda: en cualquier tablao, en cualquier sitio así, pues a lo mejor lo que pagan es poco, o muy poco. Pero también es verdad que es un goteo constante del que se puede vivir.

¿Entonces un artista que tiene huecos en su carrera tiene que trabajar en peñas por ejemplo para poder sobrevivir?

RM: - Sí, pero yo creo que estos sitios de menos dinero son también los que forman este arte. No nos podemos olvidar. El ambiente que se crea en peñas o festivales, muchas veces es muy bonito. Si aspiramos a estos “contratos de no sé cuánto”, esto lo podrán hacer tres figuras, tres cabezas de cartel… yo te estoy hablando de los que estamos viviendo de esto, bien, poco a poco nos lo vamos curando, vamos a otros sitios, poco a poco, tampoco es para tirar cohetes. Pero vivimos de lo que nos gusta. A veces se nos olvida. A mí me da mucha pena que desde casi el principio, el fin de esto sea “estoy trabajando aquí y allá”, pues no, “¡háblame de cante!”. Por supuesto tenemos que comer, pero no podemos perder la ilusión por el arte y la devoción que siempre ha habido y que va a seguir sin lugar a duda. Antes, este goteo constante, lo tenían entre 4, entre menos gente. Hoy es verdad que hay mucha gente. No podemos olvidar que somos unos afortunados los que podemos vivir de esto. Y me siento así y doy las gracias a que esto pueda estar de esa manera.

¿Crees que el flamenco es competitivo a nivel internacional con otras disciplinas como el contemporáneo, el jazz, rock, pop, etc.?

RM: - Yo creo que el flamenco ha sido muy cerradito… sin darnos cuenta, hay muchas veces que lo hemos dejado muy cerradito. Y eso nos ha quitado la posibilidad de estar en otros sitios. Además estar en otros sitios cantando flamenco, porque hay otras cosas que son preciosas, que son fusiones, que a mí me encantan, pero hay que saber lo que es una fusión y lo que es flamenco. A lo mejor, en algunos sitios no ha estado, por esa idea de querer conservar el flamenco en los mismos sitios, de la misma manera y con miedo. Con miedo no se avanza. Pero gracias a Dios creo que cada vez hay menos miedo y esto está tirando para adelante. Lo veo muy bonito, por encima de que haya una presión económica y por encima de muchas cosas, lo veo como un buen momento porque hay mucha afición, y de todos los estilos, lo que es muy bueno: gente que quiere lo tradicional, otros una fusión, otros contemporáneos. Tiene que haber de todo.

Tú no eres de los artistas que montan una productora propia por estar cansados de los problemas que han tenido. ¿Estás contenta de la relación que tienes con tu productora y de la relación que ellos tienen con el mercado?

RM: - Voy a seguir un poco con la misma línea. Yo… me siento con mucha suerte. He hecho las cosas poquito a poco, estoy dando pasos muy chiquititos, pero afianzada. Qué hayan artistas que se produzcan sus cosas, me parece una maravilla, es un camino precioso. Cada uno tenemos nuestro momento, hay que respetar el momento personal de cada uno, no hay nada establecido que todos tengamos que hacer de la misma manera. Yo hoy en día estoy muy centrada en otras cosas, entonces no tengo la cabeza en el tema de la producción, y considero que hay gente profesional que se está dedicando a esto, que me está llevando y con la que me siento muy cómoda, sobre todo porque me gusta que haya un trato personal, directo, natural y humano por encima de todo, por encima del artístico y de lo profesional incluso.

¿Cuántos discos y DVD tienes en el mercado?

RM: - Algunos han sido colaboraciones, pero el primero ha sido “De aquí y ahora”, fue muy bonito porque es lo que sentía en este momento, fue grabado en directo, muy natural, y le tengo mucho cariño. Pero es un DVD así que para darlo en radio por ejemplo, es muy complicado, por eso queremos sacar ahora un disco. Lo estamos grabando, me tiene muy ilusionada, con los 5 sentidos puesto en ello. Después de la Lámpara minera, se grabó en una colección que se llama “Lámpara en la Mina”, disco y DVD, un par de temas nuestros. Hay un libro de Francisco Robles, “Juan Ramón y el flamenco”, acompañado por un CD de 11 cantes.

Hice una colaboración en el disco “Tango” de José Manuel Zapata, un tenor granadino, también están José Mercé, Pasión Vega, Marina Heredia, Miguel Poveda. Fue muy enriquecedor para mí, y a la hora del concierto estar con sinfónica también. Ahora estoy con el nuevo disco, con Alfredo Lagos.

¿Tienes una discográfica? ¿Quién produce el disco?

RM: - Lo produce la gente que me lleva. Después a nivel de discográfica con el sello que va a salir, ellos están negociando ahora por otro lado, porque si se puede conseguir un sello que permita una distribución, cuanto más amplia, mejor. Siempre ayuda.

La pregunta de siempre… ¿Cuáles son los artistas que te inspiran?

RM: - A mí me encanta todo lo de Chacón para adelante, esto me vuelve loca. Chacón por supuesto, Vallejo, Marchena, Pinto, me encanta Pastora, Tomás Pavón… y después, de gente más actual, me encanta Gabriel Moreno, me pone los pelos de punta desde el segundo que lo escucho, es un timbre que me conmueve totalmente. Mayte me encanta también.

¿Utilizas internet para estudiar?

RM: - Hoy en internet, encuentras joyas. De vez en cuando lo utilizo. También tengo que reconocer que me gusta tener en mano lo que estoy escuchando, hasta un disco de vinilo, poder verlo, poder ver la página, no sólo el sonido sino ver los caracteres, lo que tiene imprimido, el objeto en sí. Entonces me gusta internet, tenemos una suerte grandísima porque todo está al alcance de una manera rápida, pero también me gusta disfrutar de las cosas como han sido de toda la vida…

¿Cómo eliges el repertorio, por ejemplo el que vas a cantar mañana?

RM: - Me da igual que sea dentro o fuera de España, intento hacer más variedad. Y si por ejemplo tengo 16 palos, voy a hacer 10 más largos y 6 más cortitos, intercalando cantes libres con cantes de compás, cantes más alegres con cantes más tristes. Según lo que me va pidiendo el cuerpo, y desde el punto de vista del público, es más entendible cuando vas balanceando de esa manera. Siempre dejo un espacio a la improvisación y según como me sienta en el día. Yo hoy, no te puedo decir el programa cerrado para mañana, porque depende bastante de cómo me sienta mañana y de cómo veo que la gente responde con los cantes. Seguro por levante haré, porque me gusta mucho, por mi tierra, por Huelva también haré seguro, por cantiña, tangos y bulerías, porque me gusta cantar a compás, por siguiriya y por soleá, en fín, un poquito de todo… también de ida y vuelta.

¿O sea que en el escenario mismo, como los antiguos, puedes decir al guitarrista “vamos por ahí”?

RM: - Sí, porque esto no lo puedo decidir antes. No sabes realmente como te sientes hasta que no estés ahí. No es solamente como te sientes sino lo que la gente te está devolviendo, y no sabes con que público te vas a encontrar.

¿Eso supone también que tu guitarrista te conozca muy bien?

RM: - Sí, necesito alguien que me conozca muy bien o que tenga muy buenos recursos.

Estás grabando con Alfredo Lagos, mañana te va a tocar en el escenario Guillermo Guillen, ¿siempre te toca Guillermo?

RM: - Siempre no, pero me toca mucho. Me conoce muy bien, a nivel personal y profesional, entonces voy muy tranquila con él. Creo que él es de los que saben casi por donde voy a tirar sin que yo le diga nada. Luego la experiencia de estar grabando con Alfredo, se está haciendo muy bonita, estoy aprendiendo muchísimo. Para mí es un momento muy feliz ahora, no sé si me podéis entender, pero siento que estoy donde tengo que estar en este momento. Las cosas van fluyendo, tengo la suerte de encontrar gente en mi camino como Alfredo que me están haciendo la cosa mucho más fácil.

Alfredo es uno de los guitarristas más buscado hoy día, ¿Qué trabaje contigo significa que te considera como unas de las voces más interesantes, te ha dicho algo al respeto?

RM: - [Se ríe] Para mí, que quiera estar en el proyecto del disco y que quiera compartir momentos en el escenario conmigo, es un halago, le admiro muchísimo. Igual que poder compartir con Andrés Marín, con Salvi [Salvador Gutieréz], José Valencia, con Jesús Mendéz, gente que admiro, cuando estoy abajo del escenario se me ponen los pelos de punta, entonces poder estar con ellos arriba y aprender de esta manera tan directa, es un placer.

Te veo muy tranquila, muy segura, ¿Qué reacción tienes tú con el estrés del escenario?

RM: - [Se ríe mucho] Estresada no es la palabra, respeto sí. Antes de salir, siempre hay una cosquilla que es este respeto. Quiero sentir este respeto, el día que no sienta esto, no me subo. Pero el estrés como tal, no me aporta, no me ayuda, creo que es casi una consecuencia del miedo, y yo no quiero sentir miedo. Lo más bonito que me da el flamenco, por encima de ser mi modo de vida y vivir de esto, es la tranquilidad que me da cuando acabo un recital, esta sensación de poner la mano en el corazón y decir “lo he hecho lo mejor que he podido”. Por supuesto todos los días no va a ser bien, eso está por encima de uno, pero desde luego, creo en el poder de la intención, la intención de dar lo máximo que uno puede, y transmitirlo. Creo que esto te da una tranquilidad muy grande.

Este año, el Festival flamenco de Toulouse programa cante, dos mujeres de la misma generación, muy diferentes sin embargo. ¿Te parece una apuesta fuerte por un festival extranjero?

RM: - Sí. Me parece una apuesta fuerte y bonita. El extranjero ya ha entrado en esta línea de recitales de cante, pero en la mayoría, cuando se habla del extranjero, se habla de baile. Así que darle tanto sitio al cante y a la guitarra, es bonito.

¿Cómo se va a llamar tu disco?

RM: - ¡Te doy la primicia! Si lo cambio, te diré, ¡pues al final lo cambié, porque todavía no es seguro! Seguramente “Clariá”.

Entrevista realizada por Manuela Papino

Fotos: Fabien Ferrer

Fabien Ferrer

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