Entrevista a Pastora Galván

Martes 9 de septiembre de 2008 por Manuela Papino

En el periódico francés “Sud Ouest” del jueves 11 de julio de 2008, en la “Gazette du Festival de Mont de Marsan”, se encuentra un artículo corto que cotillea: “Todos los años, los alumnos ponen sus miradas en uno de los profesores del Festival. Desde el lunes pasado, la estrella es Pastora Galván. La clase de la bailaora fue la primera en llenarse y desde que empezó, los alumnos siguen intentando apuntarse. Hasta tal punto que la organización tuvo que poner orden en las filas. Ayer, llamó un alumno pidiendo que cada uno regularice su situación…”

¿Pastora, quien eres?

Pastora Galván: -Soy una mujer sencilla, flamenca, femenina, ante todo luchadora. Lucho por todo, para ayudar a los demás, para ser mejor persona, para vivir, para tener un trabajo, para mantenerme en la buena línea. Es un trabajo duro porque son muchas horas de ensayo. Hay mucha gente por detrás que no tiene que ver a la hora del escenario. Sacrificas toda tu vida, dejas muchas cosas detrás. Quiero ser madre, pero a la bailaora le para el año, y no puedes estar tranquila en tu casa, sino te quedas parada. Muchas bailaoras tuvieron hijos, pero después los dejaron a la abuela o se los llevaron consigo misma, pero el ambiente de la noche es malo.

¿De niña querías ser bailaora?

P G: - A mí me gustaba mucho jugar, pero he tenido la suerte de nacer en una familia flamenca. Me iba a la academia, todas las niñas de mi edad hacían los bailes con mi padre, pero yo me iba a jugar. Luego entré en el conservatorio, al principio no me hizo mucha ilusión, pero una vez que conocí a los compañeros, me metí en esta vida y me llegó a gustar. Seriamente empecé a los 14 años, antes no lo había hecho como algo propio de mi vida.

¿No te planteaste otro trabajo?

P G: - Me lo he planteado porque a veces no hay trabajo, o cuando ensayas mucho para un espectáculo…un año de ensayo para que la gente lo disfrute una hora solamente. Con todo lo que llevas detrás. Pero creo que no podría trabajar en otra cosa. La prueba la tengo con mis padres, lo dejaron un año y tuvieron que volver, mi padre no puede vivir sin el flamenco. Y a mí, cuando me llevo un mes sin subirme al escenario, me entra angustia.

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes?

P G: - De pequeña iba mucho a la Trocha, [tablao flamenco de Sevilla] recuerdo los camerinos, las niñas bailando, tendría 4 años. Después los finales de curso de mi padre, recuerdo muchas coreografías, los trajes, y mi abuela que se subía al escenario a regalar un ramo de flores, ¡es un poco tradicional en mi casa! ¡Mi padre me regala a veces un ramo de flores!

¿Tu abuela?

P G: - La madre de mi madre, era gitana, Rocío Bermúdez De los Reyes porque mi abuela era primera hermana de su marido, se llama igual pero al revés. Ellos vivían en la Puerta Osario. Mi abuela era prima hermana de Pepe Río, el bailaor…

¿Así que siempre conociste al flamenco en casa?

P G: - Sí, la academia de mi padre… muchos artistas venían también a mi casa, y luego mi hermano entró en la compañía de Mario Maya. Tenía que entrar a las 8 de la mañana y se levantaba a las 6 para hacer clásico, en mi casa, tenía yo mi cama al lado del salón, y me despertaba mi hermano estirando, ¡una casa de locos! Cada uno su vida, pero todo de baile. Como mi padre tiene una academia, nunca se ha llegado a descansar del flamenco.

¿Tus padres han compartido el escenario con muchos artistas?

P G: - Sí, había dos grupos. Los Bolecos chicos y los Bolecos. Los Bolecos eran Matilde Coral, su marido Rafael El Negro y Farruco. Los Bolecos chicos eran mi padre, mi madre y Farruquito, no Juan sino el hijo de Farruco, el

hermano de La Farruca. Dentro del cuadro estaba Manuela Carrasco, con 14 años, Angelita Vargas, la mujer de Enrique Soto, un montón de gente… yo a esta gente llegué a conocerla, pero nunca he ido al tablao, ¡no había ni nacido! Mi hermano Israel sí ha ido, con 3 años, sería en 1975. Lo que he conocido yo, ha sido la Trocha.

¿Escuchabas cantes antiguos?

P G: - Cuando íbamos a la playa, mi padre ponía Pepe Pinto, Pastora [ La niña de los Peines], Tomás [Tomás Pavón], Farina… ¡Eso era el viajito para ir a la playa! Luego me casé con un cantaor y con él escuché mucho cante, mucho flamenco antiguo.

Háblame de tu baile.

P G: - ¡A mí me gusta mucho lo puro! También me gusta lo moderno… En mi casa tengo lo más moderno y me encanta, para mí es lo mejor, pero después veo a Manuela Carrasco, a Farruco y a Angelita Vargas, a mi padre, y me llama la atención. Me encanta una juerga gitana, un cante flamenco gitano, Remedios Amaya, Camarón…los gitanos. Creo que mi mezcla viene de eso, quiero hacer lo moderno pero tengo el eje flamenquito y al final sale flamenco. No me lo pienso…o sea, me pienso lo moderno, estudio mucho con mi hermano, tengo esa mezcla, lo mío más flamenco y lo moderno de mi hermano.

En la Peña “Pozo de las Penas” [Clausura del Festival de la Mistela- Los Palacios] te presentaron como la protagonista de “La Francesa” [espectáculo coreografiado para Pastora, por Israel Galván].

P G: - ¿A sí? Bueno, lo que hice allí no tenía nada que ver con “La Francesa”. Bien, a ellos les llama la atención ese espectáculo tan moderno y vanguardista, pero en la Peña no tuvo nada que ver. Por “La Francesa” he luchado mucho, y lo estoy defendiendo, también soy yo. En el espectáculo no hay ninguna bailaora más. Al final yo soy la misma persona, lo único es que en esa obra soy también un poco actriz.

¿En “La Francesa” te consideras como la intérprete de la coreografía de Israel Galván?

P G: - Al principio era una intérprete, pero ahora soy yo misma, porque lo he llevado a mi propio terreno, no me veo para nada extraña ni descolocada, sino al revés. Y lo que pretendía mi hermano era eso. Me costó un poco pero creo que sale bien ahora.

¿Cuando bailas tradicional que destacas?

PG: - Fuerza, sensualidad…me gustan mucho los marcajes muy antiguos…me gusta mucho Lola Flores, cuando bailo me gusta acordarme de ella en algunas letras, no sé si después se ve o no.

¿Lo que bailaste en la Peña no estaba montado?

PG: - No, a lo mejor tengo una estructura, pero con el Taranto por ejemplo, hago lo que me sale, por las letras, no me gusta llevarlo todo remarcado, una estructura sí, por la gente de atrás. Con uno que canta bien se disfruta más. Me gustan muchos cantaores, como Juan José Amador, Joselito de Lebrija…hay muchos buenos, pero a mí siempre me gustan los que tienen la tesitura gorda, fuerte, y no muy suave, un poco salvaje. Porque con el suavecito me cuesta despertarme el alma.

¿Y los guitarristas?

PG: - Alfredo Lagos, Pedro Sierra, Miguel Iglesias, Eugenio [Iglesias], Paco [Iglesias], ¡esta familia es muy buena! Juan Campallo, hay muchos muy buenos.

¿Qué más te gusta bailar?

PG: - Me gusta mucho bailar por Bulerías, porque es alegre y triste a la vez, fuerte y sensual, una mezcla de todo. También me gusta bailar por Alegría, por Tangos, Tientos, Siguiriya.

¿Lo bailas todo?

PG: - Bueno sí, lo que nunca he bailado es, por ejemplo, Serrana o Garrotín. El Garrotín no me gusta, me parece un baile para niña empezando, un baile bonito. Tampoco he bailado Tangos de Málaga. Los entremedios no me gustan. La Guajira me gusta, es un baile gracioso, pero para mí no. Soy muy sensual pero algo masculino tengo, ¡quizás por haberme criado con hombres! Me gustan los bailes con fuerza.

¿A algunas personas les gusta decir que el Flamenco se está perdiendo un poco?

PG: - Quizás estoy un poco de acuerdo con esto. Los jóvenes se están alejando de la tradición, de Manuela [Carrasco], de Farruco, por una moda. Se lleva muchos cortes, mucha estilización, cuerpo de baile…una se crea un estilo y todas se parecen a ella.

¿Quizás viene de la enseñanza?

PG: - No, cada uno enseña lo que sabe. Yo cuando voy a dar una clase, cojo el paso y lo llevo a mi propio estilo. No hay que llevarse la personalidad. Mi padre montaba la coreografía pero no corregía los brazos, dejaba a cada

niña su propio estilo, en eso se destaca mi padre de otros maestros. Yo lucho para que eso no me ocurra a mí, no caer en una moda. Soy yo, me gusta acordarme de la gente de Triana, del Titi, del arte, y cuando en mi clase tengo un grupo bueno, les dejo su personalidad. Y de los alumnos aprendo porque cada uno tiene algo bonito.

(Llega Rubén Olmo, bailaor, amigo de Pastora.)

¿Cómo conociste a Pastora?

R O: - Yo conocí a Pastora en el conservatorio de Sevilla, en el 89, teníamos 9 añitos, era un garaje aquí en la calle San Luis, el antiguo “Endanza”. Mi familia y la suya se fueron conociendo, y fuimos amigos íntimos en el conservatorio y en el colegio, me iba a su casa a comer…después me fui a Madrid y ella se quedó en Sevilla, pero ella es como mi hermana, o un primo más de la familia. Somos amigos y artistas, yo con ella muero, nos apoyamos mutuamente. Pastora, la suerte y quizás la desgracia que tiene, es que nació con un nombre. Con 8 años, ya era Pastora Galván, y a la feria la gente iba a la caseta donde estaba José Galván, porque llevaba a su hija. La gente se asomaba a la puerta para verla bailar. Ella lleva su nombre, el de su hermano y el de su padre, todo lo lleva en su espalda.

¡Vaya peso lleva el apellido, Pastora!

Entrevista realizada por Manuela Papino

Fotos: Manuela Papino





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