Homenaje al Viejo Agujeta

Domingo 31 de agosto de 2008 por Luis López Ruiz

En 2008 se cumplen los cien años del nacimiento de cuatro grandes artistas del flamenco : Angelillo, Juan Varea, Diego del Gastor, y Agujeta el Viejo.

Para los puristas, Angelillo no fue un auténtico cantaor de flamenco. Dicen : « Sólo cantó canciones más o menos aflamencadas y fandanguillos. » Esto es verdad, sin duda, aunque también es cierto que fue un artista de grandes éxitos, enormemente popular, que alcanzó fama en España y en varios países de América.
De nombre Ángel Sampedro Montero, nació en Madrid y murió en Buenos Aires (Argentina), en 1973.

A Varea no le discute nadie su calidad de cantaor. Íntegro, sobrio y con una enorme vocación, Juan Varea Segura fue un cantaor general – como se decía antes - reconocido por todo el mundo. Nació en Burriana (Castellón) – que no es una tierra muy flamenca, precisamente – y murió en Madrid, en 1985.

Diego del Gastor fue un guitarrista excepcional, tanto por su forma de tocar como por su manera de vivir. Nació en Arriate (Málaga) ; vivió unos años en El Gastor (Cádiz), de donde tomó su nombre artístico y luego se afincó definitivamente en Morón de la Frontera (Sevilla). De allí no quiso salir ya nunca. Los ecos de su guitarra – más flamencos quizás que los de ningún otro - viajaron más que él y recorrieron el mundo. Hoy hay academias de guitarra en Japón y en EEUU que llevan su nombre.
Se llamaba Diego Flores Amaya. Murió en Morón, en 1973.

El último de los cuatro artistas flamencos que, en caso de vivir hoy, cumpliría el siglo este año es Agujeta el Viejo. De él voy a ocuparme más extensamente en este artículo. Se llamaba Manuel de los Santos Gallardo, nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) y murió en Rota (Cádiz), en 1976.

De Agujeta se han dicho muchas cosas confusas, contradictorias e incluso falsas. Primero, sobre el lugar de su nacimiento. He leido con frecuencia que nació en Rota y que su hijo, el famoso Manuel Agujetas, es natural de Jerez cuando es justamente lo contrario : Agujeta padre nació en Jerez aunque luego, allá por los años cuarenta, se fue a vivir a Rota. Se casó con una roteña, Ana Pastor y en Rota nacieron sus cinco hijos, entre ellos, Manuel que más tarde se fue a vivir a Jerez y triunfó cantando.

En segundo lugar, sobre su apodo. A Manuel de los Santos Gallardo le llamaban en un principio simplemente Agujeta (más adelante veremos por qué). Sucedió luego que su hijo Manuel – conocido en sus comienzos como el hijo de Agujeta – se hizo famoso ; triunfó clamorosamente en España y en el extranjero y absorbió para sí el pseudónimo. Y al padre, de dimensión artística más reducida (hablo de popularidad, no de calidades), empezaron a llamarle Agujeta el Viejo para diferenciarlo de su hijo. Unos decían Agujeta el Viejo y otros, el Viejo Agujeta pero quede claro que, en un principio, fue simplemente Agujeta, sin más. Incluso sin esa S final que le han puesto luego a su hijo.

¿Por qué Agujeta ? ¿De dónde le vino el mote ? Para explicarlo también se han dicho cosas contradictorias. Agujeta fue herrero desde muy joven y en la fragua trabajó toda su vida en unas condiciones míseras, con gran pobreza. Un día descubrió que ahorraría dinero recogiendo la carbonilla que caía de los trenes. En aquella época, todos funcionaban
con una máquina de vapor que se alimentaba de carbón. Así no tendría que comprarlo para la fragua. Y descubrió igualmente que esta carbonilla caía de la máquina del tren en mayor cantidad en los cambios de agujas por las maniobras que hacía allí el tren para cambiar de vía. La carbonilla, además, se concentraba en un espacio reducido donde podía cogerla con más facilidad. Conclusión : Agujeta se pasaba horas recogiendo carbonilla en los alrededores de estos cambios de agujas y, según dicen algunos, su madre empezó a llamarle el « Agujas ». Más tarde, por esa curiosa deformación fonológica que se imprime en Andalucía a determinados nombres, dio en llamársele Agujeta.

Ésa es la tesis que sostienen algunos. Otros, en cambio, mantienen la idea de que el sobrenombre le viene de que era guardagujas. Por ejemplo, José María Velázquez-Gaztelu que, en el libreto que acompaña a un disco recién editado sobre los Agujetas, dice : « Agujeta el Viejo fue guardagujas y de ahí el nombre que ya ha quedado para identificar a esa rama de la familia. ». Su propio hijo lo ha manifestado así también en alguna ocasión aunque de las cosas que diga Manuel Agujetas, no hay que fiarse mucho porque se contradice con frecuencia. Y Mario Bois lo afirma rotundamente :
« Ce surnom, l´aiguillage venait du fait qu´il était employé des chemins de fer. » No me atrevería yo a asegurarlo tanto. Tuvo mucha relación con los guardagujas, eso sí, y en una ocasión, se hizo una foto luciendo una gorra de ferroviario, prestada, sin duda, por alguno de ellos. Esta foto se publicó en un periódico de Madrid y sirvió para incrementar la leyenda. Pero, según dicen otros – Rafael Gallego Rebollo, por ejemplo, que lo conoció y lo trató mucho en Rota - Agujeta nunca fue ferroviario, entre otras cosas, porque era analfabeto. En tales circunstancias, difícilmente podría encomendársele ninguna tarea de cierta responsabilidad. Por todos los testimonios recogidos, me inclino por creer que nunca fue guardagujas ni ferroviario y que el mote le viene por pasar mucho tiempo recogiendo carbonilla en los cambios de vías, es decir, en las agujas.

Pero hablemos de su faceta artística que es lo que en realidad importa.

Agujeta nunca fue un auténtico profesional del cante. Cantaba en reuniones privadas, en las tabernas con los amigos o en su casa, donde el cante fue norma cotidiana (su madre, María Gallardo Suárez, del Puerto de Santa María, cantaba muy bien.) En ese ambiente aprendió desde niño los cantes de los grandes maestros de Jerez : Frijones, Marrurro, Tío José de Paula y, sobre todo, Manuel Torre. Los cantes soberanos de este último, supo interpretarlos con personalidad propia y los ha transmitido a su hijo Manuel y quizás más aún, a sus nietos, Dolores y Antonio. Escuchando a estos maestros, Agujeta captó la grandeza del cante. Sin plagiarlos, memorizaba sus esencias. De ahí que su hijo Manuel diga de él que « cantaba porque tenía recuerdos inaborrables. »

Es curioso comprobar la profunda presencia de la memoria en los cantaores antiguos. Mucho se ha repetido que Manolito de María decía : « Canto porque me acuerdo de lo que he vivido. » Antonio Mairena cierra su inmensa obra discográfica – inmensa en todos los sentidos de la palabra – con un compacto que titula « Al calor de mis recuerdos ». Y Joselero jaleaba a su hijo Diego a la guitarra diciéndole : « Acuérdate de tu tío, que era un hombre inmemoriable. » Inaborrable e inmemoriable son dos términos de una jerga andaluza gramaticalmente incorrecta y que, sin embargo, reflejan con nitidez lo que quieren significar y la presencia avasalladora de la memoria ; la memoria de lo que se ha vivido penosamente.

Con razón dijo Manuel Ríos Ruiz que « el cantaor de flamenco fue desde un principio conciencia sonora de su pueblo. » El cante ha sido siempre un canto individual, nunca a coro pero el cantaor transmite una memoria colectiva ; canta recordando a cuantos le han precedido. Y es indudable que en Agujeta, la memoria del sufrimiento pasado está siempre presente. Y se plasma en cante a través de la escuela cantaora de Manuel Torre. Puede que tenga carencias técnicas o de afinación pero en su cante hay autenticidad y hondura. Por supuesto, no hay adornos, alardes estilísticos ni barroquismo.

Mi entrañable amigo, el poeta José Luis Tejada, definió el cante con un verso certero :

"Una imposible voz, eso es el cante

Escuchando al Viejo Agujeta, el verso queda suficientemente explicado."

Es un cante árido, desabrido y rústico ; un cante rudimentario, elemental y arisco ; un cante primitivo, desollado, como en carne viva. Es un eco salvaje, como el aullido de un animal acorralado, carente por completo del encanto de una voz musicalmentre educada. Se habla a menudo de los pellizcos del cante; en Agujeta habría que hablar mejor de los mordiscos.

José Manuel Caballero Bonald lo definió así : « Su cante fue en cierto modo como su propia vida : una larga y sobrecogedora enumeración de quejumbres y arañazos. » En el cante de Agujeta hay más son que sonido ; más emoción que sonoridad. Es como un quejío antropológico.

Anselmo González Climent, dijo que « la seguiriya es la rebelión del albedrío humano. » Al escuchar las de Agujeta, no queda la menor duda.

Lamentablemente grabó poco. Eran otros tiempos y él era además – como ya se ha dicho – un cantaor de intimidades. Juan de la Plata tiene un espléndido libro de poesía titulado « Cantando para adentro. » Eso es lo que hizo Agujeta.

La voz del Viejo Agujeta sabe a crujido, a lamento atávico ; un lamento entre místico y patético. Es una voz con eco monótono, como de salmodia que suena al mismo tiempo nasal y bronca.Todo lo contrario del cante bonito de otros muchos.

En sus grabaciones – en los Fandangos, sobre todo – se aprecia que la grandeza la aporta siempre el cantaor, no el cante. Si se me permite, exagerando (lo que es muy normal entre los flamencos), me atrevería a decir que el cante no existe, que existen los cantaores. Que cuando el cantaor lo es de verdad, hace grande cualquier cante. Eso sí : puede hacerlo aún más si se trata de una Soleá, de una Seguiriya, de un Martinete... Sencillamente porque estos estilos permiten que el cantaor alcance una mayor grandeza cantándolos, encumbrándose con ellos.

Ya en la vejez, alguien le convenció para que participase en el Festival de Mairena del Alcor. Triunfó plenamente y, a partir de ahí, tuvo un relativo lanzamiento artístico. Inició sus grabaciones al comienzo de la década de los 70 y en 1975, la Cátedra de Flamencología de Jerez le concedió el Premio Nacional de Enseñanza y Maestría del Cante.

Agujeta el Viejo con su hijo Manuel

El rescoldo de su memoria – tan olvidado como está – aún alienta hoy en su Peña de Rota, La Tertulia Flamenca del Viejo Agujeta. Como alienta y resuena por las esquinas y los rincones de Jerez y de Rota la desolación de su voz angustiada ; la que, al cantar, buscaba afanosamente respuesta y alivio sin encontrarlos :

Por aquella ventana

que al campo salía

voces le daba a la mare mía,

no me respondía.


Ahora sí que yo a ti te llamo

con fatigas grandes

porque me encuentro en mi casa

sin calor de nadie.


A voces te estoy llamando

y le dices a la gente

déjalo morir rabiando.


No puedo aportar yo una relación exhaustiva de las grabaciones de Agujeta pero no excederán mucho de las que a continuación se relacionan :

1) « Antología de Cantaores Flamencos », Vol. 25. EMI-ODEÓN, 1991.
Canta Soleares de Frijones, Seguiriyas del Nitri, Bulerías y Seguiriyas de Manuel Torre.

(En el mismo disco intervienen también Salmonete y El Garbanzo.)

2) «Palabra Viva », Ariola, 1977.

Canta Seguiriyas, Soleares, Taranto, Bulerías, Fandangos y Soleá-Bulería.

(La cara B del mismo disco la ocupa su hijo Manuel Agujetas.)

3) «Magna Antología del Cante Flamenco », Hispavox, 1982 (reeditada en CD)

Canta Romance-Corrido, Alboreá de Jerez y Soleares de Juan Ramírez

(Algunos de estos cantes han aparecido también en otras grabaciones. Por ejemplo, las Alboreás en « Jerez », Maestros del Flamenco,. Planeta-Agostini, 1988 y las Soleares de Juan Ramírez en « Cunas del cante : Jerez », Clave, 1973.)

4) «Antología del cante gitano de nuestra tierra », Caja de Ahorros de Jerez, 1986.

Canta Fandangos de la libertad.

5) «Por Seguiriyas », Vol. I, Hispavox, 1987.

Canta Seguiriyas de Manuel Torre. (Son las mismas ya mencionadas en el disco de EMI-ODEÓN.)

Casi todas estas grabaciones resultan hoy muy difíciles de encontrar pero afortunadamente existen dos testimonios audiovisuales de reciente aparición y totalmente asequibles :

6) « Rito y Geografía del Cante », DVD 17, reedición aparecida este mismo año.

(En este DVD intervienen también Terremoto, Talega, Piñana y otros.)

7) « Agujetas : tres generaciones », El Flamenco Vive, 2007. Libreto y 2 CD.

(Junto al Viejo Agujeta, cantan también su hijo Manuel y su nieto Antonio.)

Ninguna de las grabaciones mencionadas contiene saetas. Por testimonio fidedigno de quienes le escucharon cantarlas, puede asegurarse que fue un maestro en este estilo. Manuel Ríos Ruiz decía en 1981 : « El Viejo Agujeta fue un soberano cantaor de saetas, casi desconocidas hoy. »

Podríamos añadir que ahora, en 2008, no sólo son casi desconocidas sus saetas sino que también se desconoce, en gran medida, su cante y su persona. Solamente algunos buenos aficionados saben lo que fue y lo que significó su cante.

Para reivindicarlo, lo traigo hoy aquí.

Agujeta, que era asmático, murió solo en su casa, de un infarto que le sobrevino a consecuencia del asma. Fue en 1976. Tenía 68 años.

Luis López Ruiz

Galería sónora

Agujeta el Viejo: Seguiriyas de Joaquín Lacherna versionadas por Manuel Torre (guitarra: Felix de Utrera)

Agujeta el Viejo: Soleares de Juan Ramírez (guitarra: Felix de Utrera)


Seguiriyas
Soleares




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