El sagrado homenaje a la Niña de los Peines

30 de noviembre de 2009

Martes 1ro de diciembre de 2009 por Manuela Papino

Pastora Pavón, “La Niña de los Peines”, nace el 10 de febrero de 1890 y muere el 26 de Noviembre de 1969, en Sevilla. Gitana, se cría en una familia de artistas, y sustituye a su hermano Tomás, con ocho años, en una actuación en la feria de Sevilla. Le tocó vivir en una época en la cual se opera una transformación fundamental en el mundo flamenco, desde los cafés cantantes hacía la comercialización con la ópera flamenca, es decir, desde el flamenco como reflejo de la miseria, hacía un arte remunerador y plebiscitado.

Pastora Pavón, que se convirtió en la reina del flamenco, era una excepción notable en un mundo dominado por los hombres, aunque ella no escapó del todo al control de su madre por una parte, y al de los “hombres de su vida” por otra.

Frecuentando profesionalmente a Chacón y Manuel Torre - para mencionar a dos referencias incontestables del cante flamenco - sobresalió, menos por la muerte de estos dos rivales, que por sus dones excepcionales que se doblaban de una verdadera personalidad creadora, llevándola a inventar su cante de una forma que reflejó - más allá de la necesidad de adaptarse a una época de cambio artístico - un talento, que restituía la tradición, fusionándola con una exitosa innovación.

La revista Sevilla Flamenca nº 102, abril de 2005, (pp. 55-56) publicó un artículo de Juan Fernández, el actual presidente de la Peña Torremacarena, donde recordaba unos datos históricos:

La Tertulia Flamenca de Radio Sevilla, de reconocida fama en la segunda mitad de los años sesenta y compuesta por eminentes cantaores y personalidades del mundo del flamenco – Antonio Mairena, Luis Caballero Polo, Naranjito de Triana, Manuel Barrios, El Poeta, Palomino Vaca y otros – propone la idea de erigir un monumento a la Niña de los Peines. Esta iniciativa tiene una gran acogida popular y se materializa en poco tiempo. El escultor José Illanes es el encargado de hacer el busto de la cantaora, instalándose en la Alameda de Hércules mirando hacia las Columnas y el bar Europa. El acto inaugural tuvo lugar el 19 de diciembre de 1968, y se retransmitió para toda España por la Cadena Española de Radio Difusión […]En 1977 la Peña Torres Macarena asentada en su domicilio actual de calle Torrigiano y siendo presidente Manuel Centeno Fernández decidió celebrar el Día de Pastora acudiendo a la Alameda el domingo más próximo al 26 de noviembre, día de su fallecimiento.

El busto de Pastora sólo ha tenido dos emplazamientos. En el año 2002 se realizaron unas obras en la rotonda de la Alameda que afectaban al lugar donde se ubicaba la estatua. Ésta fue retirada y guardada a la espera de la culminación de dichas obras. Como suele ocurrir con bastante frecuencia, y aún cuando estaba prevista su terminación para antes del verano, éstas se retrasaron y a mediados de noviembre no teníamos ni rotonda ni estatua. Comentando esta contrariedad en la emisora de radio Onda San Pablo, donde nos habíamos reunido varios socios en torno a un programa de flamenco, surgió la idea de hacernos con el busto y tenerlo en Torres Macarena hasta que pudiera ubicarse de nuevo en su lugar tradicional. Solicitamos permiso al Ayuntamiento de Sevilla y nos lo concedieron entregándonos un permiso firmado para recogerlo de las dependencias municipales donde se encontraba. En un coche trasladamos el busto de bronce y entre dos lo introdujimos - ¡cómo pesaba la Niña!- hasta colocarlo en el tablao.

Pocos días después celebramos el Día de Pastora y en el manifiesto que leí comencé diciendo “Dice un proverbio árabe que si Mahoma no puede ir a la montaña la montaña irá a Mahoma..... y concluí ...”el año que viene volveremos a estar otro ratito contigo aquí y ante tu busto, esté donde esté, que no nos van a quitar esa ilusión por muchas obras que hagan en la Alameda”. Avanzada la primavera de 2003 la estatua volvía a su pedestal en la Alameda, pero esta vez mirando hacia la calle Calatrava.

Todos los años, coincidiendo con el último domingo de noviembre, y al mediodía, Torres Macarena sale de su sede y se desplaza a la Alameda ante el busto de Pastora para rendir homenaje a su genial figura artística. Personalidades del mundo del flamenco, de la política y del arte en general – poetas, pintores...- se reúnen en torno a la rotonda de Pastora para expresar lo que deseen comunicar, rodeados de gran número de aficionados al cante y de curiosos que, pasando por allí, se encuentran con un espectáculo inusual que culmina con unos cantes de la artista invitada y una ofrenda floral a los pies de la estatua. Y cada año, a continuación, recorremos a pie los escasos cientos de metros que nos separan de nuestra casa, donde recibimos a todos los que quieren disfrutar de buena compañía, buen beber y comer, y un recital a cargo de una artista de reconocida fama."

Se acabó ese peregrinaje. Torremacarena sigue celebrando cada año, sin faltar, la muerte de esa gran maestra del cante flamenco, pero en la misma peña, delante de la copia de la estatua.

La Peña Torremacarena de Sevilla, este domingo 29 de noviembre, reunía los aficionados – sin más representantes de la prensa flamenca que Manuel Bohórquez, ni más representantes de las “instituciones” de flamenco que la Federación de Peñas – dentro de su patio, donde trona la “segunda” estatua de Pastora Pavón. Quizás se consideraba como un folklorismo más, (de esas celebraciones sin embargo tan buscadas por los andaluces, pero hay tantas…) o quizás a algunos no les gusta la copia… quizás el domingo no es buen día… quizás fuera por la lluvia… lo cierto es que faltaron algunas personas deseadas.

Es cierto que, por desgracia, fue la lluvia la que acompañó la celebración, lo que no impidió por tanto que se llene el patio, y que se haga la inauguración delante de La Niña, con su tradicional ofrenda del ramo de flores.
Con la presencia de Juan Fernández, el presidente de Torremacarena, de Manuel Bohórquez, autor del libro “La Niña de los Peines, en casa de los Pavón”, y de Rafael Ribera, representante de la Federación de Peñas, se abrió el homenaje. Juan Fernández inició con humor el discurso, lamentando la colocación reciente de las tres estatuas (de la Niña de los Peines, de Caracol y de Chicuelo) de alturas diferentes, en la Alameda de Hércules, que quedaron “un poco como nosotros tres” (refiriéndose a la diferencia de altura notable entre Manuel Bohórquez, Rafael Ribera y él). Palabras que reiteró Manuel Bohórquez, añadiendo que, desde 1968, la Alameda es el rincón de Pastora, y han hecho una barbaridad”, acabando reconociendo la fidelidad de Torremacarena a Pastora Pavón: “Y si es verdad que hay vida después de la muerte, Pastora estará eternamente agradecida.”

Habló Rafael Ribera, recordando que “ha sido la más grande en el cante, por lo menos como mujer”, antes de que el presidente concluyera que “la significación de este acto es procurar no olvidarnos de lo que es el flamenco clásico”, añadiendo, “Estamos en una época que no sabemos por donde nos lleva. La Niña es uno de los referentes que podemos tener, hay que saber donde está el norte.”
Con valentía, porque debajo de la lluvia, los artistas le cantaron y le tocaron a la Niña unos Tangos, antes de recogerse dentro de la peña y seguir la actuación sobre el escenario.

Manuela Cordero al cante, acompañada por la guitarra de Antonio Carrión y las palmas de Juan Diego y Manuel “Valencia”, ofrecieron un largo espectáculo en dos partes. Por Malagueña, Tientos por Tangos, Alegrías y Soleá, llenaron la primera parte delante de un público seducido. La voz limpia y estudiosa de Manuela Cordero, con su expresividad exacerbada, fue deliciosamente acompañada por el arte de Antonio Carrión, que muchos cantaores se disputan. El compás de Lebrija se hizo discreto y eficaz, de tal forma que el cuadro cautivó al público muy satisfecho. En la segunda parte, tocaron por Seguiriya, Petenera, Verdiales, acabando por Bulerías, que la cantaora anunció con precaución, como “un rebujito de Bulerías que a alguna gente le va a sonar raro, porque voy a meter a Cádiz, Utrera, etc.…”. Disfrutando con expresividad, Manuela Cordero y Antonio Carrión se ejecutaron con generosidad cuando el público, de pie, le pidió un “poquito por Fandango”.

Contestando a una pregunta que quedaba por el aire… el presidente Juan Fernández justificó la presencia de una cantaora no gitana para celebrar a Pastora Pavón, diciendo que no hacía distinciones en sus elecciones, “me gusta el cante bueno, aunque es verdad que el que más me pellizca, es el gitano”.

De pregunta en pregunta, frente al ruido que hicieron algunos en plena actuación, él se atrevió a decir que “el día de Pastora es muy diferente” y que sobre todo “no es cuestión de flamenco, es cuestión más general de base (educación)”… pero que lo importante era escuchar a Pastora cantar por bambera, por petenera y también por tangos… y que “por ser mujer y por vivir la dictadura, no ha tenido todavía lo que se merecía”.

Manuela Papino

Fotos: Manuela Papino

Galería sonora

Pastora Pavón: Petenera - 1915, guitarra: Luis Molina (1)

Pastora Pavón: Petenera - 1927, guitarra: Niño Ricardo (2)


Petenera (1)
Petenera (2)




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